domingo, 26 de noviembre de 2017

Un ejemplo del contexto y un ejemplo de un comentario de un texto de "La casa des Bernarda alba"



Un ejemplo de pregunta contestada para la selectividad.


A) Identifique y explique el significado del siguiente fragmento en la obra a la que pertenece, autor, año, etc:

- “¡Aquí se acabaron las voces de presidio!”

B)  Caracterice al personaje

C ) Señale la innovación que supone este tipo de teatro en relación con su época

D) Coloque la obra dentro de la producción dramática de Lorca

E) Sitúe la obra en el contexto social   al que pertenece.

F) Sitúe la obra en el contexto  cultural  al que pertenece.

G) Gestación, composición y disolución de la Generación del 27

H) Señale Los temas y subtemas que subyacen en este diálogo

A)            El texto se encuentra en el acto III y último de la obra dramática La casa de Bernarda Alba (1936), terminada de escribir  por García Lorca (1998-1936), justo dos meses antes de que fuera fusilado. Para unos es un drama rural y para otros una tragedia. Se trata del momento culminante en que  Adela se rebela manifiestamente contra su madre, a la que llama dominadora, (después de haberse descubierto que Adela y Pepe el Romano se las entienden en el corral por las noches) y le rompe el bastón que simboliza el poder y la dictadura. Llegada a esta situación, Bernarda intentará infructuosamente terminar con Pepe el Romano y provocará el suicidio de Adela. Leída la frase  en clave más abstracta y con perspectiva histórica, podemos ver el enfrentamiento de las dos Españas a punto de empezar la Guerra Civil.
       B) Adela se destaca entres sus  hermanas porque encabeza el movimiento de liberación frente a la tiranía. Es sabedora de que su decisión le va a acarrear la muerte, la cual viene anunciándose hace tiempo en el texto. su actitud trasciende su caso singular para simbolizar la lucha por la libertad contra la tiranía y le otorga grandeza de heroína trágica que se enfrenta la destino que aguarda a toda mujer rural. El texto también es representativo del estilo de Lorca, basado en las metáforas audaces que permiten que las palabras, al margen de la escenografía, vayan a la par que la grandeza de miras de Adela. Sacude las conciencias de sus hermanas y se enfrenta a ellas (en especial a Angustias y a Martirio), resignadas a la castidad, para proclamar la libertad femenina frente a la imposición de los hombres.
* Atención: La forma para caracterizar a un personaje tiene que ser desarrollada en base a las relaciones que adquiere como sujeto social frente a los otros: Adela, por ejemplo, es hija de su madre, hermana de sus hermanas, amante de su amante y persona inmersa en un pueblo y en una cultura. Estas relaciones y los hechos que protagonizan termina por rematar las cualidades del personaje

      C) No estaba acostumbrado el público de entonces a escuchar de boca de una hija frases tan valientes relativas  a la condición femenina y a sus deseos  de ansia de libertad frente a la tiranía de la madre. Ni tampoco a los reproches descarnados y descarados entre hermanas. Ni a la manifestación externa de sexo por parte de las mujeres. Rompía Lorca con el teatro comercial y convencional que venía representado por la comedia burguesa de Jacinto Benavente (Los intereses creados), caracterizada por el conservadurismo estético e ideológico.  Algo tuvo que ver el viento revolucionario que la República estaba alentando, al que Lorca no fue ajeno.
    D Desde el punto de vista de la producción dramática esta obra supone el punto de máxima madurez de un dramaturgo que ha evolucionado desde las farsas y el teatro de títeres de La zapatera prodigiosa (1921) y Don Perlimplin con Belisa en su jardín (1928), pasando por el teatro más vanguardista de El público (1930) y Así que pasen 5 años (1931), fruto de su viaje a Nueva York y Cuba, hasta llegar a la gestación de Bodas de sangre (1933),Yerma(1934), Doña Rosita la soltera(1934) y La casa de Bernarda Alba (1936).  Excepto Doña Rosita la soltera, las otras tres se pueden considerar tragedias.
E)           
            
     La Generación del 98 había denunciado los males de España pero no había conseguido corregirlos porque sus críticas apenas habían tenido repercusión política. El analfabetismo, la mala distribución de las rentas y las tierras, la necesidad de europeizarse y la transformación de la educación eran temas pendientes. Durante el periodo de entreguerras, 1914-1936, España, al principio, con su neutralidad durante el periodo de la Primera Guerra Mundial, consiguió cierto grado de prosperidad con el aumento de las exportaciones a los países  beligerantes, beneficio que fue a parar a manos de los burgueses en detrimento del proletariado, lo cual produjo  la presión de los sindicatos obreros y del nacionalismo catalán. Ese descontento dio lugar a la crisis de 1917 que aceleró  el fin del sistema de alternancia de partidos. La inestabilidad política y social, añadida  al fracaso de las campañas militares en África,  desembocó en 1930 en la dictadura de Miguel Primo de Rivera que, si bien templó los ánimos y consiguió ciertos éxitos económicos, no logró crear un sistema político estable. La dictadura terminó voluntariamente en 1930 y, dio paso, un año más tarde a la proclamación de la Segunda República en 1931 - 1936,. Este periodo fue altamente revolucionario para el País  y se vio tristemente truncado por el golpe de estado de Francisco Franco, que dio paso a una represiva guerra civil.
F
    Desde el punto de vista cultural, los años de entreguerras fueron un periodo de una actividad tan intensa que dio lugar a la generación del 14 (Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna) y a la Generación del 27. (Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Alberti, Lorca, Cernuda, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, etc.) Todos se embarcaron en travesías distintas pero partiendo del afán de innovación que perseguían colectivamentes.  Convivieron con todas las vanguardias y movimientos europeos (Dadaísmo, Creacionismo, Ultraísmo, Surrealismo o Superrealismo). Los años veinte fueron años de experimentación y vanguardismos. Sus componentes vivieron bastante ajenos a las cuestiones sociales y a la dictadura. Fueron unos años de especial relieve  cultural en todos los campos desde músicos como Manuel de Falla o Joaquín Turina; pintores como Pablo Picasso, Juan Gris, Salvador Dalí o Joan Miró, escultores como Mariano Benlliure; cineastas  como Luis Buñuel;  intelectuales  como José Ortega y Gasset, Américo Castro o Claudio Sánchez Albornoz y eminentes científicos como Santiago Ramón y Cajal. 
            Gran parte de la aparición de un elenco tan singular  se lo debemos a la Residencia de Estudiantes de Madrid, institución laica que reunió y potenció a muchos de ellos. Lorca podría ser un ejemplo de lo que decimos: allí convivió con Luis Buñuel y Salvador Dalí. La trayectoria literaria de Lorca fue muy cambiante: pasó del neopopularismo al surrealismo en poesía; de la farsa al teatro vanguardista de la época de su viaje a Nueva York y Cuba (1929) para terminar, por exigencia lógica de los tiempos políticos, en su trilogía trágica (Bodas de sangre,1933; Yerma,1934 y La casa de Bernarda Alba, (1936), terminada de escribir un mes antes del golpe de estado.

G
 Desde el punto de vista cultural, los años de entreguerras fueron un periodo de una actividad tan intensa que dio lugar a la generación del 14 (Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna) y a la Generación del 27. (Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Alberti, Lorca, Cernuda, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Pedro Salinas, etc.) Todos se embarcaron en travesías distintas pero partiendo del afán de innovación que perseguían consecutivamente.
La denominación de  Generación del 27 les viene por un congreso que hicieron colectivamente en Sevilla para rescatar al poeta Luis de Góngora (s. XVII) del olvido y la marginación en que se hallaba.
La mayoría de sus componentes eran de clases medias y acomodadas y vivieron, durante los felices 20, de espalda a las cuestiones sociales. Fue  llamada también Generación de la amistad, porque se conocían, se juntaban para comer juntos, hay fotos de todos ellos juntos y, la Residencia de Estudiantes constituía, además de la universidad, su punto de encuentro. Todos ellos eran poetas y algunos también dramaturgos (Lorca y Alberti)

Esta generación pasa por tres etapas.

Etapa de formación (hasta 1928) Se interesan por la perfección técnica, los experimentalismos y la pureza forma y temática; predomina, pues, la deshumanización. Con todo, asimilan tanto las  corrientes modernas como las tradicionales: la lírica popular, los clásicos (Góngora en especial), el neorromanticismo, el simbolismo posmodernista, la nueva poesía pura juanramoniana, las primeras vanguardias (futurismo, cubismo, ultraísmo, creacionismo…)

Etapa de consolidación (desde 1928-hasta la Guerra Civil). Cada miembro de la generación logra su propia voz poética a partir de las influencias asimiladas en la etapa anterior y, en ocasiones, fruto de  crisis personales que acentúan sus preocupaciones humanas. Se percibe, en general, una abandono del formalismo y una  progresiva rehumanización, sobre todo manifiesta en la adopción del surrealismo. Los difíciles años treinta también hacen derivar el arte y la poesía hacia lo humano, lo social y lo político en detrimento de la pureza. Durante la guerra, el compromiso político se acentúa y la poesía se convierte en un arma de combate.


Etapa de disgregación (a partir de 1936). Lorca es asesinado en la Guerra Civil y tras la contienda, algunos se quedan en España, acomodados o en el exilio interior (Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego), y los demás parten al exilio exterior. La poesía, mas sencilla, se vuelve desgarradoramente humana y social, desarraigada y nostálgica (la patria y los amigos perdidos), incluso en Jorge Guillén(más afín a la poesía pura). Algunos de estos poetas alcanzan en la posguerra su cima poética con textos angustiosos y existenciales, como Hijos de la ira, de Damaso Alonso.


H. Los temas que subyacen en este diálogo son el principal (la lucha (de Adela) contra la tiranía (de
Bernarda). Secundariamente, está el odio entre madre e hija, tan desgarradoramente plamado en este momento crítico de la obra.