martes, 7 de noviembre de 2017

El contexto cultural,histórico y literario de la Casa de Bernarda Alba


            
     
  La Generación del 98 había denunciado los males de España pero no había conseguido corregirlos porque sus críticas apenas habían tenido repercusión política. El analfabetismo, la mala distribución de las rentas y las tierras, la necesidad de europeizarse y la transformación de la educación eran temas pendientes. Durante el periodo de entreguerras, 1914-1936, España, al principio, con su neutralidad durante el periodo de la Primera Guerra Mundial, consiguió cierto grado de prosperidad con el aumento de las exportaciones a los países  beligerantes, beneficio que fue a parar a manos de los burgueses en detrimento del proletariado, lo cual produjo  la presión de los sindicatos obreros y del nacionalismo catalán. Ese descontento dio lugar a la crisis de 1917 que aceleró  el fin del sistema de alternancia de partidos. La inestabilidad política y social, añadida  al fracaso de las campañas militares en África,  desembocó en 1923 en la dictadura de Miguel Primo de Rivera que, si bien templó los ánimos y consiguió ciertos éxitos económicos, no logró crear un sistema político estable. La dictadura terminó voluntariamente en 1930 y, dio paso, un año más tarde a la proclamación de la Segunda República en 1931 - 1936,. Este periodo fue altamente revolucionario para el País  y se vio tristemente truncado por el golpe de estado de Francisco Franco, que dio paso a una cruenta y represiva guerra civil.
    Desde el punto de vista cultural, los años de entreguerras fueron un periodo de una actividad tan intensa que dio lugar a la generación del 14 (Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna) y a la Generación del 27. (Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Alberti, Lorca, Cernuda, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, etc.) Todos se embarcaron en travesías distintas pero partiendo del afán de innovación que perseguían colectivamentes.  Convivieron con todas las vanguardias y movimientos europeos (Dadaísmo, Creacionismo, Ultraísmo, Surrealismo o Superrealismo). Los años veinte fueron años de experimentación y vanguardismos. Sus componentes vivieron bastante ajenos a las cuestiones sociales y a la dictadura. Fueron unos años de especial relieve  cultural en todos los campos desde músicos como Manuel de Falla o Joaquín Turina; pintores como Pablo Picasso, Juan Gris, Salvador Dalí o Joan Miró, escultores como Mariano Benlliure; cineastas  como Luis Buñuel;  intelectuales  como José Ortega y Gasset, Américo Castro o Claudio Sánchez Albornoz y eminentes científicos como Santiago Ramón y Cajal.

            Gran parte de la aparición de un elenco tan singular  se lo debemos a la Residencia de Estudiantes de Madrid, institución laica que reunió y potenció a muchos de ellos. Lorca podría ser un ejemplo de lo que decimos: allí convivió con Luis Buñuel y Salvador Dalí. La trayectoria literaria de Lorca fue muy cambiante: pasó del neopopularismo al surrealismo en poesía; de la farsa al teatro vanguardista de la época de su viaje a Nueva York y Cuba (1929) para terminar, por exigencia lógica de los tiempos políticos, en su trilogía trágica (Bodas de sangre,1933; Yerma,1934 y La casa de Bernarda Alba, (1936), terminada de escribir un mes antes del golpe de estado.