Los elementos
subjetivos en el texto
Es
esencial en los artículos de opinión la manifestación del punto de vista subjetivo de su autor, en especial si
se trata de asuntos o actitudes que se
quieran condenar, como es el caso. estas manifestaciones aparecen en distintos
niveles. A nivel léxico encontramos un vocabulario valorativo en sustantivos (improperios, obscenidades, calumnias),
en adjetivos (informe), en adverbios
(hipócritamente), etc.
complementariamente encontramos figuras retóricas como las metáforas
hiperbólicas (mareas que todo lo anegan,
dique jurídico, avalancha, etc.).
Por
lo que respecta al nivel morfológico encontramos el uso de la 1ª persona (me ha llamado.., Yo mismo,... Y me pregunto..,
etc.), el plural de modestia (denunciamos) y los futuros de probabilidad (estarán siendo, l. 27; no habrá, l. 21).
En
cuanto al nivel sintáctico, encontramos diferentes marcadores discursivos
valorativos salpicando el texto (no sé,
yo mismo, si lo son, etc.)
Por
lo que se refiere a la modalidad oracional, encontramos algunas interrogativas
indirectas ( por qué permiten su entrada y sedimentación, l. 10); uno se pregunta
si..., l. 20, etc.). Se busca no afirmar con rotundidad y arrogancia para
convencer mejor al lector.
En
conclusión, la función expresiva está
muy presente en el texto dada la condena tajante que esgrime su autor ante conductas tan reprobables.
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El registro
El
registro es la fórmula compleja y concreta que el emisor escoge en una
situación comunicativa determinada para dirigirse a un interlocutor teniendo en
cuenta lo que quiere decir, la situación social que los une, lo que quiere
conseguir, etc.. En los artículos de opinión de la prensa se suele hacer un
planteamiento dialogizante en el que se combina, el registro coloquial y el
culto para que el texto resulte más dinámico, atractivo y eficaz. Como
resultado de ello, encontramos las siguientes características:
En
el nivel semántico encontramos un léxico culto (angosto, l. 25, artificios,
l. 25,; lesivos, l. 20; entablar, l. 20, putrescente, l. 2, etc.) alternando con el registro coloquial (mogollón, desaguadero, trolls, etc.).
También es de señalar un léxico amplio (improperios,
obscenidades, calumnias, etc.)
conviviendo con metáforas casi vulgares (gargajos
de odios, cochambre, etc.).
Por lo que a la sintaxis se refiere,
predominan las oraciones largas y complejas como la de la línea 10 (Algún
director.....Internet) con frecuentes intercalaciones de valoraciones
subjetivas (Yo mismo, l. 5; no sé , l.
12; si hipócritamente, l. 12; esto es, etc.).
En cuanto a la morfología, encontramos el uso de la 1ª persona (me ha llamado.., Yo mismo,... Y me pregunto..,
etc.), el plural de modestia (denunciamos) y los futuros de probabilidad (estarán siendo, l. 27; no habrá, l. 21). Todo ello como expresión
del planteamiento dialogizante antes mencionado y, en contraste con la
elaboración sintáctica arriba mencionada.
El texto está escrito con una
planificación, elaboración, que los medios exigen y que se plasma en una
corrección ortográfica y sintáctica, y en un castellano estándar (sin
localismos ni dialectalismos), con un nivel medio-culto para hacerlo accesible
a la mayoría de los lectores.