viernes, 29 de enero de 2016

UNA VIDA NERVIOSA: estilística de las formas verbales y registro


Una vida nerviosa
Un profesor universitario amigo me confiesa desolado que una amplia mayoría de sus alumnos son por completo incapaces de leer un libro; y que, entre los pocos que afrontan su lectura, sólo un puñado puede comprenderlo. Aunque recomienda a lo largo del curso diversas lecturas que complementan sus apuntes, cuando llegan los exámenes comprueba que casi nadie ha seguido su recomendación; y los pocos alumnos que le comentan los libros recomendados suelen ser pícaros que recopilan en interné cuatro reseñas birriosas, en un esfuerzo estéril por camelarlo. Pero nada ha conturbado tanto a mi amigo como un episodio que le aconteció recientemente: un alumno le solicitó permiso para grabar en vídeo sus clases; como mi amigo se resistía a aceptar, temeroso sobre todo del destino que luego pudieran correr tales grabaciones (que ya imaginaba divulgadas en youtube y, por supuesto, utilizadas para escarnecerlo), el alumno le confesó atribulado que era incapaz de estudiar sus apuntes, porque apenas se ponía a leerlos perdía la concentración. Sólo contemplando el vídeo de sus clases podía llegar a aprender y memorizar las lecciones. Asustado, mi amigo preguntó a su alumno cómo lograba, entonces, estudiar las demás asignaturas; y el alumno le confesó que mediante el mismo método, asegurando que por interné se pueden encontrar numerosos vídeos y presentaciones de PowerPoint que permiten ir aprobando a cualquier universitario remolón, aunque sea sin excesiva brillantez.

Mi amigo no es hombre abstruso ni alambicado; se expresa en un español correctísimo, incluso levemente 'didáctico', y apenas recurre a las oraciones subordinadas cuando expone sus lecciones. Sucedía, sin embargo, que su alumno era incapaz de mantener la atención fija; era incapaz de entender los razonamientos más elementales; era incapaz de seguir el hilo de un relato escrito. Mi amigo se quedó perplejo y horrorizado ante su confesión; y al principio no supo si expulsarlo de clase con cajas destempladas o concederle que grabase su lección. Pero pensó que ambas soluciones eran improductivas; así que citó al alumno en su despacho, en un intento de comprender mejor las causas de su deterioro cognitivo. El alumno acudió contrito al despacho de mi amigo, como quien acude al confesionario, y en varias conversaciones le reconoció que toda su vida, desde que se levantaba hasta que se acostaba, estaba ligada a los diversos cacharritos y artilugios que le permitían mantenerse on line con amigos y allegados: guasapeando, tuiteando, intercambiando vídeos, hablando por el skype, a veces con varios a la vez, en un intercambio excitante.

Inevitablemente, el cerebro de aquel muchacho había acabado por acompasarse a esta vida nerviosa y aturdidora, entretejida de impresiones fugaces y asediada de estímulos cambiantes. Su atención se había acabado convirtiendo en un pájaro enjaulado que salta a cada instante de uno a otro balancín, por no detenerse nunca a considerar que está encerrado. Su repudio de la letra impresa era una consecuencia natural de ese aturdimiento; no podía entender un razonamiento mínimamente complejo por la sencilla razón de que su cerebro se exasperaba tratando de hilvanar sus proposiciones, tratando de desentrañar el significado de sus palabras, y buscaba los mensajes inmediatos, netos, ramplones: las consignas, los apóstrofes, los enunciados más sencillos que le permitiesen saltar de inmediato a cualquier otra simpleza que irrumpiese, a modo de relámpago fugaz, en su cerebro. Todo ello envuelto en una especie de ansiedad eufórica, como si el acopio incesante de estímulos fuese la droga que su cerebro necesitaba para no perecer del todo, o para vivir esa vida sin poso ni reposo, sin cognición ni discernimiento, una vida a modo de incesante carrusel de novedades huidizas en la que no hay tiempo para leer, ni para meditar, ni para conversar, ni para rezar, ni para amar, ni para hacer ninguna de las cosas que hasta hace poco nos distinguían como humanos. Una vida descerebrada y desalmada, ligada a una pantalla táctil, que tal vez sea el paso previo (y tal vez sin retorno) a nuestro internamiento en la trituradora, allá donde formaremos la papilla humanoide que conviene a los nuevos tiranos.

Porque cada vez resulta más evidente que esta vida nerviosa es el cimiento de una nueva esclavitud, mucho más aberrante que ninguna otra que la haya precedido: una esclavitud de esclavos eufóricos, ansiosos de su droga, felices con su droga... ¡Y con título universitario!

Juan Manuel de Prada 11/10/2015
Estilística de las formas verbales

            Los textos de opinión en la prensa suelen ser argumentativos expositivos en su esencia, lo cual no impide que aparezcan otras tipologías que se pongan al servicio de aquellos. En el caso que nos ocupa hay una anécdota que le sirve al autor de punto de arranque y reflexión. Por eso no es extraño encontrar un pret. perfecto simple dominando gran parte del texto (aconteció, solicitó, confesó, preguntó, etc.) Cuando el autor se entretiene en explicar la conducta del joven en ese pasado, es lógico que aparezca el pret. imperfecto (imaginaba, era, perdía, lograba, etc.). Y cuando se piensa explicar la situación actual aparece el presente durativo: llegan, comprueban comentan, recopilan, , expresa, etc.
            En lo que se refiere a las personas verbales, podemos decir que en el texto sólo hay tercera persona. Excepción es un plural inclusivo (formaremos) con el cual manifiesta su autor su deseo de acercamiento a los lectores a pesar de sentirse ajeno al fenómeno que se denuncia. Hay alguno infinitivos impersonales (sin sujeto implícito) que sirven a la parte expositiva del texto y explican la situación actual (no hay tiempo para meditar, para conversar, para rezar, para amar, etc.)
            En cuanto a las perífrasis verbales, las más frecuentes son las de posibilidad (Pudieran corren, podía llegar, pueden encontrar , no podía entender, etc.) que niegan la capacidad de los jóvenes para algunas tareas.
            Respecto a los modos, el subjuntivo es casi testimonial y está reservado para la hipótesis: irrumpiese, fuese, sea, haya precedido, etc.

El Registro
            El registro es la formula compleja y compleja que el emisor utiliza para comunicarse con el recetor teniendo en cuenta  lo que quiere conseguir, a quien está hablando, que relación social hay entre ellos, etc. En los artículos de opinión en prensa es requisito imprescindible el uso de un registro estándar  (sin  localismos ni dialectalismos) con una perfecta ortografía y un planteamiento lógico de un texto argumentativo expositivo. La planificación preside todo el texto, lo cual nos permite adscribirlo al nivel estándar cuando vemos que, como dicho texto ha de ser atractivo y, seguramente, cercano a los lectores, dos registros conviven de manera natural en este ámbito (lo culto y ciertas concesiones coloquiales). De todo lo cual son pruebas las siguientes características:
            A nivel léxico semántico,  encontramos una abundancia de cultismos tales como contrito, abstruso, escarnecer, repudio, etc. Este elevado número choca con escasos coloquialismos (remolón, cacharritos), préstamos adaptados (guasapenado,  tuiteando) y un  amplio vocabulario (cognición, poso, reposo, discernimiento, etc.) que despliega,  unido a las metáforas plásticas con que quiere convencer a los lectores,  conforman un texto literario de alto nivel.
Por lo que a la sintaxis se refiere, predominan los periodos amplios de grandes oraciones como las de la tercera columna que llegan a extenderse más de quince líneas. A ello debe añadirse la variedad de conjunciones  que unen las proposiciones, En contraste  con ello está la única oración unimembre, al final del texto (¡Y con título universitario!)
            En cuanto a la entonación podemos decir otro tanto: todo el texto está con la entonación enunciativa salvo la última oración, que es exclamativa y es expresión de la contradicción que quiere denunciar el autor.
            En lo que atañe  a la morfología, son significativos los compuestos cultos (eufóricos) y derivados cultos (humanoides) frente a adaptaciones de préstamos (tuiteando, guasapeando),  diminutivos ( cacharritos) y un plural inclusivo  (formaremos). 

              En definitiva, las características arriba señaladas son la prueba de que hay un planteamiento ligeramente dialogizante con el lector,  pero  el lector medio puede tener problemas de comprensión con algunas palabras, por lo que podemos clasificarlo de medio-culto. Son pocas las concesiones que hace el autor al público en general, si bien el tema es bastante próximo.

miércoles, 27 de enero de 2016

UNA VIDA NERVIOSA: REGISTRO


Una vida nerviosa
Un profesor universitario amigo me confiesa desolado que una amplia mayoría de sus alumnos son por completo incapaces de leer un libro; y que, entre los pocos que afrontan su lectura, sólo un puñado puede comprenderlo. Aunque recomienda a lo largo del curso diversas lecturas que complementan sus apuntes, cuando llegan los exámenes comprueba que casi nadie ha seguido su recomendación; y los pocos alumnos que le comentan los libros recomendados suelen ser pícaros que recopilan en interné cuatro reseñas birriosas, en un esfuerzo estéril por camelarlo. Pero nada ha conturbado tanto a mi amigo como un episodio que le aconteció recientemente: un alumno le solicitó permiso para grabar en vídeo sus clases; como mi amigo se resistía a aceptar, temeroso sobre todo del destino que luego pudieran correr tales grabaciones (que ya imaginaba divulgadas en youtube y, por supuesto, utilizadas para escarnecerlo), el alumno le confesó atribulado que era incapaz de estudiar sus apuntes, porque apenas se ponía a leerlos perdía la concentración. Sólo contemplando el vídeo de sus clases podía llegar a aprender y memorizar las lecciones. Asustado, mi amigo preguntó a su alumno cómo lograba, entonces, estudiar las demás asignaturas; y el alumno le confesó que mediante el mismo método, asegurando que por interné se pueden encontrar numerosos vídeos y presentaciones de PowerPoint que permiten ir aprobando a cualquier universitario remolón, aunque sea sin excesiva brillantez.

Mi amigo no es hombre abstruso ni alambicado; se expresa en un español correctísimo, incluso levemente 'didáctico', y apenas recurre a las oraciones subordinadas cuando expone sus lecciones. Sucedía, sin embargo, que su alumno era incapaz de mantener la atención fija; era incapaz de entender los razonamientos más elementales; era incapaz de seguir el hilo de un relato escrito. Mi amigo se quedó perplejo y horrorizado ante su confesión; y al principio no supo si expulsarlo de clase con cajas destempladas o concederle que grabase su lección. Pero pensó que ambas soluciones eran improductivas; así que citó al alumno en su despacho, en un intento de comprender mejor las causas de su deterioro cognitivo. El alumno acudió contrito al despacho de mi amigo, como quien acude al confesionario, y en varias conversaciones le reconoció que toda su vida, desde que se levantaba hasta que se acostaba, estaba ligada a los diversos cacharritos y artilugios que le permitían mantenerse on line con amigos y allegados: guasapeando, tuiteando, intercambiando vídeos, hablando por el skype, a veces con varios a la vez, en un intercambio excitante.

Inevitablemente, el cerebro de aquel muchacho había acabado por acompasarse a esta vida nerviosa y aturdidora, entretejida de impresiones fugaces y asediada de estímulos cambiantes. Su atención se había acabado convirtiendo en un pájaro enjaulado que salta a cada instante de uno a otro balancín, por no detenerse nunca a considerar que está encerrado. Su repudio de la letra impresa era una consecuencia natural de ese aturdimiento; no podía entender un razonamiento mínimamente complejo por la sencilla razón de que su cerebro se exasperaba tratando de hilvanar sus proposiciones, tratando de desentrañar el significado de sus palabras, y buscaba los mensajes inmediatos, netos, ramplones: las consignas, los apóstrofes, los enunciados más sencillos que le permitiesen saltar de inmediato a cualquier otra simpleza que irrumpiese, a modo de relámpago fugaz, en su cerebro. Todo ello envuelto en una especie de ansiedad eufórica, como si el acopio incesante de estímulos fuese la droga que su cerebro necesitaba para no perecer del todo, o para vivir esa vida sin poso ni reposo, sin cognición ni discernimiento, una vida a modo de incesante carrusel de novedades huidizas en la que no hay tiempo para leer, ni para meditar, ni para conversar, ni para rezar, ni para amar, ni para hacer ninguna de las cosas que hasta hace poco nos distinguían como humanos. Una vida descerebrada y desalmada, ligada a una pantalla táctil, que tal vez sea el paso previo (y tal vez sin retorno) a nuestro internamiento en la trituradora, allá donde formaremos la papilla humanoide que conviene a los nuevos tiranos.

Porque cada vez resulta más evidente que esta vida nerviosa es el cimiento de una nueva esclavitud, mucho más aberrante que ninguna otra que la haya precedido: una esclavitud de esclavos eufóricos, ansiosos de su droga, felices con su droga... ¡Y con título universitario!

Juan Manuel de Prada 11/10/2015
El Registro
El registro es la formula compleja y compleja que el emisor utiliza para comunicarse con el recetor teniendo en cuenta  lo que quiere conseguir, a quien está hablando, que relación social hay entre ellos, etc. En los artículos de opinión en prensa es requisito imprescindible el uso de un registro estándar  (sin  localismos ni dialectalismos) con una perfecta ortografía y un planteamiento lógico de un texto argumentativo expositivo. Sin embargo, como dicho texto ha de ser atractivo y, seguramente, cercano a los lectores, dos registros conviven de manera natural en este ámbito, de los cuales son pruebas las siguientes características:
A nivel léxico semántico,  encontramos una abundancia de cultismos tales como contrito, abstruso, escarnecer, repudio, etc. Este elevado número choca con escasos coloquialismos (remolón, cacharritos), préstamos adaptados (guasapenado,  tuiteando) y un  amplio vocabulario (cognición, poso, reposo, discernimiento, etc.) que despliega,  unido a las metáforas plásticas con que quiere convencer a los lectores,  conforman un texto literario de alto nivel.
Por lo que a la sintaxis se refiere, Predominan los periodos amplios de grandes oraciones como las de la tercera columna que llegan a extenderse más de quince líneas. A ello debe añadirse la variedad de conjunciones  que unen las proposiciones (En contraste  con ello está la única oración unimembre, al final del texto (¡Y con título universitario!)
En cuanto a la entonación podemos decir otro tanto: todo el texto está con la entonación enunciativa salvo la última oración, que es exclamativa y es expresión de la contradicción que quiere denunciar el autor.
En lo que atañe  a la morfología, son significativos los compuestos cultos (eufóricos), derivados cultos (humanoides), adaptaciones de préstamos (tuiteando, guasapeando),  diminutivos (cacharritos) y un plural inclusivo  (formaremos). 
  En definitiva, las características arriba señaladas son la prueba de que hay un planteamiento ligeramente dialogizante con el lector,  pero  el lector medio puede tener problemas de comprensión con algunas palabras, por lo que podemos clasificarlo de medio-culto. Son pocas las concesiones que hace el autor al público en general, si bien el tema es bastante próximo.
                                                             


domingo, 24 de enero de 2016

LA VIRGEN DEL PILAR DICE y la estilística de las formas verbales


junio 2012

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La Virgen del Pilar dice*
Tuve una revelación. De pronto, lo vi todo con una claridad tan pasmosa que hasta creí que iba a perder el equilibrio. No todo el mundo tiene la suerte de tener revelaciones. Es un don, y como todos los dones, una lotería. Hay gente que tiene revelaciones viendo, qué sé yo, el cañón del Colorado o las inmensas llanuras de Ohio.. Ocurrió cuando en la soledad de mi sofá contemplé al equipo de The artist recibiendo el Oscar a la mejor película. Fue, digo, en ese feliz momento en que la ceremonia tocaba a su fin cuando me di cuenta de que los americanos babean con los franceses. Quieren ser franceses aunque vivan su deseo en silencio. Se pasan la vida afeando su conducta anárquica, su arrogancia, su tendencia incorregible al fumeteo, la irreprimible salidez de los hombres, analizan ese misterio por el cual las mujeres comen quesos por la noche y llegan a la tumba amojamadas, sin un gramo de grasa; se burlan de su acento, pero, ay, ponle a un americano una palabra francesa en la boca y la degustará como un bombón. Pero, en el fondo, bajo la indignada reacción, se percibe siempre un tufillo de envidia.
Ay, quién pudiera saber disfrutar de la vida como ellos. Beber vino a diario y no ser alcohólico, comer quesos cremosos con higos y nueces y pan y chocolate y no ser gordo, fumar en casa de un amigo sin pedir permiso ni ser considerado un depravado, gastar en cremas y peluquerías sin sentirse culpable, tener escarceos fuera del matrimonio sin ser por ello apartado de la carrera política, darle un cachete a un niño y no por ello ser acusado de maltratador, tener el derecho a decirle a tu criatura que eres tú quien pone las reglas, así que vete a tu cuarto mientras hablo con la visita: ser francés, en suma, que también es una lotería, como tener revelaciones. Yo tengo mi propia experiencia al respecto: anduve una semana de visita por liceos franceses y disfruté viendo cómo los niños llamaban de usted al profesor y cómo intervenían educadamente en la charla. Pero no lo conté ni lo contaré nunca porque aquí también nos enfadamos si alguien pone en cuestión a nuestros niños. Y más nosotros, que tuvimos una oportunidad histórica de ser franceses, pero, como todo el mundo sabe, la Virgen del Pilar estuvo en desacuerdo.
* La Virgen del Pilar dice / que no quiere ser francesa…” (Fragmento de una jota aragonesa popular)
ELVIRA LINDO


Estilística de las formas verbales

            Puesto que los artículos de opinión en la prensa se plantean de forma dialogizante con los lectores, no es extraño que , en cuanto a las formas personales del verbo, encontramos las siguientes características:
·         1ª persona: tuve (l.1), lo vi (l. 1), qué se yo (l.3), etc.
·         Tú genérico: Ponle a un americano (l. 4), eres (l. 25), vete (l. 25), etc.
·         Nosotros inclusivo: nos enfadamos (l. 31),tuvimos (l. 32), etc.
             Frente a ello, en partes más expositivas se encuentra la 3º persona (se percibe, l. 17) y numerosos infinitivos impersonales: tener escarceos (l. 22), sin pedir (l. 20), sentirse culpable (. 22), etc.
 En cuanto a los tiempos verbales, encontramos el pret. perfecto simple dominando en el primer  párrafo-
. su presencia se explica en la anécdota a partir de la cual se inicia el texto: tuve una revelación (l.1), lo vi todo (l. 1), creí (l. 1), etc. También lo encontramos al final del texto para contar nuestra anécdota.
             -a la parte expositiva le corresponde un presente durativo. quieren ser francés (l. 10), se perciben (l. 17), Yo  tengo (l. 27), etc.  Su aparición corresponde con el ánimo de explicar una situación actual.
             También aparecen algunos imperfectos (Llamaban, l. 29)), intervenían (l. 21), que obedecen a las explicaciones y descripciones de situaciones en el pasado.
            En cuanto a la voz pasiva, una sola muestra (ser considerado) corresponde al uso elaborado y al registro culto.
            Por lo que al modo se refiere, sólo se encuentra un subjuntivo en una frase desiderativa (pudiera saber, l-1), que se fundamenta en el deseo de no querer afirmar con arrogancia las opiniones personales.
    En resume, se trata de un texto  argumentativo-expositivo en el que se hace un planteamiento dialogizante con lo lectores, lo cual explica tanta diversidad de formas verbales.



miércoles, 13 de enero de 2016

Las perífrasis verbales y el registro en EL PENSAMIENTO EN "PACK"

Las perífrasis  verbales  en EL PENSAMIENTO EN "PACK"

                Las perífrasis son combinaciones de dos verbos que se convierten en uno solo con una matización añadida. Esta matización Se aplica al desarrollo de la acción (aspectual) o al punto subjetivo con que el hablante contempla la relación del sujeto con el  verbo (modal). En nuestro caso, una artículo de opinión, las especialmente relevantes son las modales.
                En el texto encontramos las siguientes perífrasis:
·         tengo que estar (l.2): perífrasis modal de obligación.
·         acabo de mencionar (l.2): perífrasis aspectual terminativa
·         he de apoyar (l.6): perífrasis modal de obligación.´
·         no puedo ser (l.8): perífrasis modal des posibilidad o permiso.
·         pueda tener (l. 12): perífrasis modal des posibilidad o probabilidad.
·         tengo que abrazar (l. 18): perífrasis modal de obligación.
·         vino a sustituir (l. 19): perífrasis modal de probabilidad.


                Como se puede ver solo hay una aspectual. Las otras son modales de obligación o de posibilidad. Las primeras se justifican en la denuncia de esa obligación impuesta por las ideologías monolíticas y la segundas con la posibilidad de existencias de alternativas diferentes a  capaces de romper los bloques ideológicos. En vez de afirmar con rotundidad el autor presenta su tesis como una propuesta posibilista para ser discutida.

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El registro en EL PENSAMIENTO EN "PACK"

    Los artículos de opinión de la prensa suelen construirse con un planteamiento dialogizante. El autor busca acercarse a los lectores intentando convencerles con un estilo personal y cercano. Lo cual explica que convivan en el texto dos registros  que, en otro ámbito, serían incoherentes: el coloquial y el culto.
                Así, podemos encontrar a nivel morfológico que el registro coloquial se manifiesta con la referencia a la primera persona (a mi modo de ver), con un  yo genérico y coloquial (si soy de izquierdas...), con el plural inclusivo (vivimos unos tiempos), y con el acortamiento de palabras como progre o pseudoprogre.
                En el plano léxico son compatibles aquí cultismos (tópica, fructífero, monolítica o Descartes) con expresiones coloquiales (a muerte, como la peste) o, simplemente, los apócopes ya mencionados.
                En lo que a la sintaxis se refiere, podemos señalar oraciones unimembres ("Por qué?" (l.8) y "¿certeza de qué o de quiénes? (l. 16)" ), propias del registro coloquial, conviviendo con oraciones compuestas no excesivamente complejas. La más compleja podía ser la de la línea 4 (si soy de derechas,...., por ejemplo).

                En definitiva, estamos ante un texto planificado en la estructura, con ortografía y sintaxis correcta,  escrito en un registro estándar (sin coloquialismos y localismos), porque así lo exigen los medios de comunicación. El texto, por lo tanto,  es evidente que va dirigido a un público muy amplio, a alguno de cuyos lectores  la única referencia dificultosa que  se le puede presentar es la referencia al filósofo Descartes. El registro tiene una dificultad media.

jueves, 7 de enero de 2016

Tema, resumen y soluciones a NO NEGATIVO



                                          No negativo

Últimamente el idioma se nos está complicando más de la cuenta allá donde menos podíamos esperar. El lío se produce con dos monosílabos que creíamos elementales. El sí y el no. O, si lo prefieren, la afirmación y la negación, lo positivo y lo negativo. Parecían dos nociones manejables, pero dejan de serlo cuando uno lee, por ejemplo, la noticia de que el ciclista Astarloza ha dado no negativo en el contraanálisis de sangre. Todos entendemos que quiere decir dopado, o, si lo prefieren, positivo; pero entonces, ¿por qué someter las palabras a la incertidumbre de estos acertijos? No hay ninguna necesidad de sumar dos negaciones para construir una afirmación, y sin embargo es lo que se hace, como si de esa manera el positivo del deportista fuera más venial, menos culposo. En el mismo orden de cosas, la medicina empieza a llamar 'heridas incompatibles con la vida' a lo que antes eran, tajantemente, heridas mortales. Negar para afirmar, otra vez.
Por supuesto, todo esto es producto de la vieja obsesión eufemística. Las palabras ya no están para designar a las cosas con la mayor precisión posible, sino para dulcificar lo hiriente y enmascarar lo feo y lo dramático. Cuando algo nos incomoda, en vez de hacerle frente o tratar de cambiarlo resulta mucho más sencillo intervenir sobre las palabras que lo designan. Piensen en ese crecimiento negativo del que nos hablan tanto los economistas y los políticos. «El PIB de Italia registrará un crecimiento negativo del 5,2% en 2009»; o, este es ya para troncharse, «el IPC ha crecido un menos 0,2 puntos». ¿No existía el verbo «decrecer»? U otros verbos como menguar, bajar, reducirse, caer. Si una cosa aumenta de tamaño, crece. Pero es difícil entender que también crezca al encogerse. Y así el lenguaje va perdiendo su silueta diluido en la bruma, zarandeado por estos giros tan innecesarios como diabólicos que lo van haciendo irreconocible.
Tal vez de eso se trata, de confundirnos poquito a poco hasta que todo sea uno y lo mismo, y las palabras, como decía el Humpty Dumpty de Carroll*, signifiquen lo que cada uno quiera que signifiquen. Nos guste o nos disguste. Sí o sí (otra moda que se las trae, ésta de la falsa alternativa entre dos afirmaciones iguales). Por de pronto, la verdad matemática ya se tambalea desde que no sabemos qué es más y qué es menos, dónde está lo positivo y dónde lo negativo. Ya falta poco para que logremos no distinguir entre lo cierto y lo falso.

                                                                                        José María Romera


*Esta cita fue eliminada en el examen











Tema: el abuso creciente de eufemismos para confundir a la sociedad
Resumen:
 Cada vez aparecen más expresiones eufemísticas cuyo único objetivo es disfrazar la realidad en múltiples campos de la actividad social en vez de afrontar los problemas. Hay gente que quiere manipular a los ciudadanos para que no  entiendan lo que pasa de verdad.
Tipología: Un título abiertamente llamativo (No negativo), la firma de un colaborador habitual de El Correo, el uso de expresiones modernas (dopado, no negativo, crecimiento negativo, etc.) y la referencia a una realidad relativamente reciente (últimamente…) nos llevan inequívocamente a pensar que estamos delante de un texto perteneciente al ámbito periodístico.
                El uso repetido del plural inclusivo (se nos está complicando), la defensa de una tesis (los crecientes eufemismos consiguen confundirnos), la estructura deductiva que se sigue y los tres ejemplos prácticos conocidos por todos de los que se vale su autor para una mejor demostración de aquello que  defiende nos permiten incluir este texto dentro de la modalidad argumentativa- expositiva. A la parte expositiva le corresponde los ejemplos objetivos que utiliza.
    La convivencia del nivel culto (monosílabos, eufemístico, etc.) con el nivel coloquial (troncharse)  es una prueba  de la pertenencia del texto al subgénero de artículo de opinión. Otras pruebas que así lo avala es el uso del vocabulario valorativo y literario (diluido en la bruma, zarandeado, diabólico, etc.). Finalmente el hecho de encontrar una sintaxis simple (el sí y el no) compatible con una sintaxis más compleja confirman lo dicho anteriormente. Además, no podemos pasar por alto las preguntas retóricas (¿No existía el verbo decrecer?) y las continuas explicaciones dirigidas a los lectores (Piensen en ese crecimiento negativo…, y así el lenguaje.., Las palabras ya no están para…, etc).
En el texto domina la función apelativa porque lo que se busca es convencer a los lectores de la perversión ideológica y el peligro que implica la confusión eufemística.

3- Identifique los campos semánticos más relevantes del texto e indique su relación en el tema del texto:
Simplificación: menguar, bajar, reducirse, caer
Negación: negación, lo negativo, el no
Afirmación: afirmación lo positivo, el sí
Los eufemismos  no hacen más que simplificar la realidad, negar la complejidad de la vida. El eufemismo, con su positivismo, encubre  lo que realmente pasa. Si en ciertos casos tiene justificación por ser más cortés, más fino o más educado; en otros casos, utilizado por el poder, se pueden volver perversos para poder entender el mundo. Dado el tema, está más que justificado la aparición de los campos arriba señalados.

b) Identifique los eufemismos que aparecen en el texto y la palabra o expresión a la que sustituyen (1 punto)
Eufemismos: no negativo / dopado; crecimiento negativo / retroceso de la producción; incompatibles con la vida / mortales