Características literarias de Valle en la obra
Un rasgo literario característico de
Valle-Inclán es la técnica de mostrar rápidas escenas que parecen haber sido
cortadas. Cuando da por terminada una y da comienzo otra, parece que falta algo
para dar por terminada la anterior. No hace un análisis psicológico de los
personajes que son meros símbolos, una serie de fantoches sujetos a la voluntad
del autor. Así Max, un personaje trágico, resultar ser grotesco, de caricatura
y parece risible, un personaje de folletín.
Otro rasgo literario de Valle-Inclán es su
gran conocimiento del lenguaje. Lo comprobamos al ver que Valle utiliza
numerosas palabras tomadas del léxico calé (citasr, cañí, parné…) y del léxico
bajo madrileño (apoquinar, beata, ahuecar, melopea…). El dominio que tiene
Valle sobre el lenguaje es muy destacado y acentuado. La obra evidencia que es
probablemente uno de los mejores conocedores de la lengua castellana de este
siglo.
Observamos también, el uso reiterado de la
ironía. Valle-Inclán lo acentúa a menudo, por ejemplo llama marquesa a una
prostituta, un grupo de jóvenes modernistas, sin influencia alguna, quieren
presentar a Max a un sillón de la academia,…
Visión de la realidad española
Max en la escena XII define el esperpento.
Parte de esta afirmación: “Nuestra tragedia no es una tragedia”. La tragedia es
un género demasiado noble para el panorama que le rodea: “España es una deformación
grotesca de la civilización europea.” Por eso, “el sentido trágico de la vida
española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.” Y así,
de la imposibilidad de la tragedia surge el esperpento.
Luces de bohemia es una sátira nacional de la
política, la sociedad, la religión, etc; es una denuncia de la situación
española. Con esta obra Valle pone sus espejos deformantes ante los más
variados aspectos de la realidad española. Los aspectos de la realidad española
que critica Valle a través del esperpento son los siguientes:
- Algunas alusiones al pasado
imperial (Felipe II, El Escorial...).
- Una amplia zona de la historia
contemporánea sirve de marco cronológico a la trama. Valle hace referencia a
las colonias españolas de América, a la Semana Trágica (1909), a la revolución
rusa (1917) y a los acontecimientos posteriores a la crisis española de 1917.
- Crítica a políticos reales de
diverso signo: “¡Muera Maura!”, “¡Castelar era un idiota!”, “ El primer
humorista de España es Alfonso XIII. Ha batido el récord haciendo presidente a
García Prieto”.
- Arremete de diversos modos
contra el mal gobierno (así, se habla del Ministerio de la “Desgobernación”),
contra la corrupción del Ministro, que da a Max dinero de los fondos reservados
a la policía. Se critica también el capitalismo y el conformismo burgués.
- De especial fuerza es la
protesta ante la represión policial. Critica las torturas que llevan a cabo los
policías, las detenciones ilegales. De especial relevancia es la ridiculización
que hace del Capitán Pitito y de Serafín el Bonito.
- Aparecen las revueltas
callejeras a través de la revolución obrera. Las únicas dos figuras no esperpentizadas
son la madre del niño muerto y el obrero catalán.
- Especialmente mordaz es la
caricatura de los burgueses: el librero Zaratustra, el tabernero Pica Lagartos,
algunos defensores del orden de la escena XI, etc.
- No menos ridiculizados quedan
los pedantes como Don Gay, el periodista D. Filiberto, Basilio Soulinake, etc.,
pero especialmente los “epígonos del Modernismo.”
- Esperpentizados quedan también
personajes populares: la Pisa-Bien (con matices de simpatía), el “Rey de
Portugal”, la portera, las prostitutas (aunque la ternura apunta en el caso de
la Lunares, casi una niña) o los sepultureros, parodia de los de Hamlet.
- La crítica de una religiosidad
tradicional y vacía (escena II). Max en algunas ocasiones dirá: “Hay que
resucitar a Cristo”; “Este pueblo miserable transforma todos los grandes
conceptos en un cuento de beatas costureras”; “España en su concepción
religiosa es una tribu del centro de África”, etc.
- Critica también a figuras,
escuelas o instituciones literarias. A Galdós lo llama “Benito el Garbancero”,
a los hermanos Quintero, “si cogieran a Hamlet y Ofelia, ¡qué obra harían!”, a
Villaespesa, a la Real Academia...
- Ridiculiza también la vida
bohemia y la define como un mundo inútil. Él, como bohemio que fue, siente el
compromiso social.
Esta obra es una crítica total, critica no
sólo a los de arriba o a las instituciones, sino a todos; estamos ante una
crítica colectiva que ofrece una visión de los conflictos que urden la vida de
España. En suma, todo parece llevarnos, en conjunto, a aquella frase suya:
“España es una deformación grotesca de la civilización europea.”