miércoles, 15 de abril de 2015

solución a CUARENTA EN CLASE

Apellidos y nombre:                                          Curso                      Fecha.

CUARENTA EN CLASE

     Dicen “éramos en clase más de cuarenta” desde la altura ensoberbecida de la edad, desde la supuesta autoridad que conceden las canas sobre esta juventud de ahora tan incapaz de hacer el menor sacrificio. Y también sobre estos melindrosos profesores sin agallas que amenazan con coger la baja si les molesta el ruido en clase. Ah, qué tiempos aquellos. Uno de los efectos perversos de la poda generalizada de servicios públicos es el envalentonamiento de cierta gente que antes ni siquiera se habría atrevido a opinar en público pero ahora sienta cátedra de sabiduría económica, cultural o educativa. Son los que ahora apoyan las medidas anunciadas por Wert diciendo “éramos cuarenta en clase y no nos pasó nada”, lo cual puede tener algo de verdad, pero solo si hablamos en términos de supervivencia.
            El hecho de que muchos de esos alumnos de instituto amontonados en grupos como rebaños hubieran salido adelante en las carreras o las profesiones no prueba la calidad del sistema, sino la ilimitada capacidad humana para adaptarse a las circunstancias. No se aclara que aquellos cuarenta éramos unos privilegiados, el resultado de una criba que dejaba fuera a los más problemáticos holgazanes, disruptores o atrasados. Se omite también el hecho nada irrelevante de que la sociedad entera conspiraba a favor de una escuela autoritaria donde era impensable la rebelión, el altercado, el simple estornudo. Desde lo alto de la tarima el profesor desgranaba el recitado del día sin una sola interrupción. Nada perturbaba el discurso monocorde y generalmente rancio de unos docentes doblemente blindados contra la novedad y contra la crítica, justo lo contrario de estos pobres desdichados de hoy día cuya primera misión al entrar en el aula es conquistar un imposible silencio y hacerse oír en medio de la algarabía.
Los tiempos cambian. Lo que se consideraba aceptable treinta años atrás ha pasado a ser inconcebible a estas alturas del siglo XXI. A un grupo homogéneo de cuarenta o cincuenta chavales sumergidos en una balsa de aceite se le podía enseñar perfectamente la lista de los ríos de la Península, la tabla del ocho o el Florido Pensil, pero no para practicar la conversación en inglés o aprender las nuevas tecnologías. Éramos cuarenta en clase y sí nos perdimos algo, por ejemplo el placer de la lectura, porque el fomento  de la sensibilidad está reñido con las muchedumbres.  Éramos cuarenta en clase y contra el lugar común propalado por nostálgicos y bribones, recibimos una atención educativa ínfima si se la compara con la que reciben nuestros hijos en aulas más reducidas. Convertirlas ahora en camarotes de los hermanos Marx es abocar a los profesores a la pérdida de salud y condenar la enseñaza a un fracaso seguro, mucho más allá de los peores informes PISA.
                                                                              Juan Bas
Tema
Resumen
Tipología
Redacción (240 palabras, 30 líneas aproximadamente, 3puntos): Los recortes      presupuestarios en Educación.

Preguntas (4 puntos):
1.      Define estas palabras  indicando su categoría gramatical, composición  y su significado en el texto: ensoberbecida (l.1), melindrosos (l.3), monocorde (l.17),   envalentonamiento (l.5),  y algarabía (l.20),  .
2.      Plano léxico semántico: indica los cultismos, préstamos, sinónimos coloquialismos, antónimos, comparaciones , metáforas  y sustantivos colectivos
3.      Señala y clasifica las oraciones impersonales y reflejas que encuentres en el texto.
4.      Analiza la oración compuesta en proposiciones: para practicar la conversación en inglés o adiestrar en el uso de las tecnologías es preciso moverse en dimensiones más reducidas.






Tema:
El despropósito de 40 alumnos por clase en el sistema actual

Resumen:
Muchos nostálgicos aducen que tener cuarenta alumnos por clase no dificulta el aprendizaje, según su experiencia. Olvidan que en esas clases se había hecho una selección previa y el sistema era autoritario mientras que el actual es muy permisivo. Además, la enseñanza pasiva de antaño se opone a la activa y personalizada de hoy. Tal ratio sería hoy un desastre.

Tipología:
No nos cabe ninguna duda que el texto pertenece al ámbito periodístico porque está firmado por un columnista de El Correo, periódico conservador. La realidad sobre la que versa, los recortes presupuestarios en educación, hacen referencia a una realidad muy reciente. La compresión tan alta de un tema que merecería un análisis más pormenorizado es también una exigencia del medio. Finalmente, la aparición de neologismos, como disruptores, terminan por avalar lo que decimos
            Su tipificación como un texto argumentativo-expositivo viene respaldada por la tesis de que la ratio 40 alumnos por clase no es válida para la enseñanza actual. La consecuencia es que se producirá un desastre mayor. Se trata de una estructura inductiva, ya que se encuentra al final por contraste con la antigua ratio del principioy el contraste. Se utiliza el tipo de argumentación de la  experiencia personal y social. Y se refuta la tesis contraria con el análisis de la situación actual.
             Dentro del género  opinión, lo clasificamos como  columna, dada la relación laboral del autor con el periódico.  La opinión personal se evidencia en el uso de un vocabulario valorativo (desdichados profesores, fracaso, atención ínfima, atrasados, disruptores, etc.), figuras retóricas de amplia connotación (hipérbole: supervivencia, metonimia: canas, comparación: como balsa de aceite, etc.). Otra prueba es el uso del plural inclusivo (nuestros hijos), etc.
    La función que predomina es la apelativa  puesto que busca convencernos de las falacias de determinados prejuicios. El registro es formal y estándar (sin dialectalismos) por exigencia del propio medio. A nivel diastrático es culto-medio (ínfimo, propalar, monocorde, disruptores son las palabras más elevadas que podemos encontrar).


Plano léxico semántico:
Metonimia: canas (l. 2)
Sinónimos: aula/clase; alumnos/chavales/hijos en el aula; profesores/docentes/pobres desdichados.
Comparación: como rebaños (l. 10).
Colectivos: gente (l. 5) grupos (l. 10), rebaños(l. 11)  , muchedumbre (l. 26)   sociedad (l. 5)
Antónimos: profesores/alumnos
Coloquialismos: chavales (l. 22)
Compuestos cultos: (monocorde, (l. 17) homogéneo, (l. 5)  tecnología, nostálgico (l. 22), interrupción (l. 17), disruptores (l. 14).
Neologismo: disruptores (l.14).





Impersonales:
Ocasionales (l. 1): Dicen
De infinitivo: practicar  (l. 24),  enseñar (l.2 5), convertirlas (l. 29), abocar (l. 29), condenar (l. 30)
Pasivas reflejas: Se aclara (l. 12) se omite   (l. 14), se considera  (l. 21), se podía enseñar (l. 25),
Impersonal con se: “se la compara “ (l. 28) 

Oración compuesta de 4 proposiciones:
Prop. Sub. Final : Para practicar….
Prop. Coord. Disyuntiva con la anterior y final de la principal: o adiestrar….
Prop. Principal: es preciso….
Prop. Sub.sust. de infinitivo en función de sujeto: moverse….

Comentario a la sintaxis


Conviven en  los artículos de opinión, columnas y, más raramente, en los editoriales la sintaxis cohesionada y segmentada. Esta aparente incongruencia se explica por la patente de corso de que gozan sus autores con tal de llamar la atención de los lectores e imprimir dinamismo al texto. Como ejemplo de estilo segmentado podemos citar la oración unimembre de la línea 4 (Ah, qué tiempos aquellos). Manifestación de la más lisa y llana subjetividad. Otra del mismo estilo la encontramos en la l. 21 (los tiempos cambian).
       En contraposición a este estilo desenfadado podemos citar, a modo representativo, la oración compuesta de la línea 10 (El hecho de que…..), en la cual podemos distinguir hasta 4 proposiciones (la principal: el hecho de que…); una sustantiva (de que muchos de nosotros…); una corodinada adversativa (sino…) y una sustantiva (para adaptarse…)
En conclusión la sintaxis es variada, en general, medianamente compleja y, a veces, simple, lindando lo coloquial.

La subjetividad y objetividad en el texto

La parte expositiva se corresponde con la objetividad. Son objetivos los nombres propios (Wert, PISA), los datos (40 alumnos/profesor, siglo XXI), y, en general los nombres comunes con sentido generalizador que no buscan despertar la connotación (institutos, profesores, alumnos, etc.). Además, los adjetivos y adyacentes especificativos ayudan a precisar la información (nuevas tecnologías, sabiduría económica, social, cultural, etc.). Otros elementos que coadyuvan a la objetividad son la ausencia de las modalidades oracionales interrogativas y desiderativas , aparte del predominio del modo indicativo en el verbo.

En contraposición a esto, encontramos la parte subjetiva en el léxico abiertamente connotativo y valorativo (ver los ejemplos citados), en las figuras retóricas (ver los ejemplos citados), en  las oraciones exclamativas (Ah, qué tiempos aquellos), el orden enfático de las oraciones (aun grupo homogéneo de…, l 22), etc.
       En definitiva, podemos decir que es un texto abiertamente subjetivo en comparación con la parte expositiva. Lo que predomina es la condena tajante del autor a las medidas que pretende el ministro Wert.



Estilística de los tiempos verbales
       Después de haber leído el texto y analizado el planteamiento de la argumentación (el contraste entre el pasado y el presente), resulta fácil comprobar que los dos tiempos dominantes y alternantes son el pretérito imperfecto y el presente. Este, mayoritariamente durativo, sirve para describir y explicar la situación actual y aquél para lo mismo en el pasado. Así tenemos dicen, son, se omite, etc., frente a se consideraba, se le podía enseñar, éramos, etc. Para expresar la hipótesis y la probabilidad en el pasado encontramos un pluscuamperfecto (hubieran salido, l. 11) y un condicional compuesto (habría atrevido, l. 10). Para acciones puntuales en ese pasado del que habla el autor encontramos el pretérito perfecto simple (no pasó nada, l.8); recibimos, l. 28). Para subrayar un resultado de ese pasado que repercute en el presente hallamos un pret. perfecto compuesto: ha pasado a ser, l. 21).

Adjetivos explicativos y especificativos

       El texto tiene dos aspectos claramente delimitados y opuestos. Por una parte, tenemos la objetividad de una exposición a la cual corresponden los adjetivos especificativos (sabiduría económica, cultural o educativa, servicios públicos, poda generalizada, capacidad humana, escuela autoritaria). Por otra, tenemos la subjetividad expresada en forma de adjetivos explicativos (melindrosos profesores, supuesta autoridad, esta juventud… tan incapaz, simple estornudo, pobres desdichados, etc.).



Estilística de los tiempos verbales


Después de haber leído el texto y analizado el planteamiento de la argumentación (el contraste entre el pasado y el presente), resulta fácil comprobar que los dos tiempos dominantes y alternantes son el pretérito imperfecto y el presente. Este, mayoritariamente durativo, sirve para describir y explicar la situación actual y aquél, para lo mismo en el pasado.  Así tenemos dicen, son, se omite, etc., frente a se consideraba,  se le podía enseñar, éramos, etc. Para expresar la hipótesis  y la probabilidad en el pasado encontramos un pluscuamperfecto (hubieran salido, l1) y un condicional compuesto (habría atrevido, l. 10). Para acciones puntuales en ese pasado del que habla el autor encontramos el pretérito perfecto simple (no pasó nada, l. 8; recibimos, l. 28. Para subrayar un resultado de ese pasado en el presente encontramos un pret. perfecto compuesto: ha pasado a ser, l.21).


Perífrasis verbales
Son pocas las perífrasis que se cuentan. Hay dos de probabilidad/ posibilidad (puede tener, l. 8 y podía enseñar, l. 22) y una aspectual resultativa (ha pasado a ser, l. 21), que pone de manifiesto el resultado del proceso. La escasa presencia de perífrasis modales reside en que el autor está seguro de aquello que defiende y su posición es firme frente a los que opinan en contra.

Adjetivos explicativos y especificativos

El texto tiene dos aspectos claramente delimitados y opuestos. Por una parte, tenemos la objetividad de una exposición a la cual corresponden los adjetivos especificativos (sabiduría económica, cultural o educativa, servicios públicos, poda generalizada, capacidad humana, escuela autoritaria). Por otra, tenemos la subjetividad de un artículo de opinión expresada en forma de adjetivos explicativos (melindrosos profesores, supuesta autoridad, esta juventud… tan incapaz, simple estornudo, pobres desdichados, etc.)