sábado, 6 de abril de 2013

Contexto social, cultural y literario de la Colmena




Contexto social, cultural y literario de la Colmena

La Guerra Civil supuso un desastre para los españoles en todos los ámbitos: ecónómico, social, cultural y político. El aislamiento internacional ocasionó la autarquía de los años 40. Fue época de grandes sequías, de cartillas de racionamiento, de estraperlo, de fusilamientos y represión franquista, control policial, censura omnipresente y el desmantelamiento de toda oposición crítica al Régimen. A ello había que añadir el alto grado de desesperanza colectiva que había producido en toda Europa  la 2ª Guerra Mundial. Los progresos sociales que la República había conseguido fueron anulados (difusión de la cultura,  reforma agraria, divorcio, libertad de la mujer, etc.). Se había producido un empobrecimiento general y acusado de la población,  la imposición del imperial catolicismo. Además, hay que añadir  condiciones sanitarias ínfimas, situación general de supervivencia, censura en todos los órdenes de la vida, purga política de intelectuales y sindicalistas, etc. Se produjo una concentración de poder enorme y un integrismo político y religioso que impedía el florecimiento de la cultura.
               En este sentido la guerra supuso una ruptura total con el pasado. Consecuentemente, se crearon dos tipos de literatura: la del exilio y la del interior, que prácticamente vivirán incomunicadas hasta los años 60. De la Generación del 27 se quedaron en España Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego, el menos incómodo con el Régimen. Al exilio se fueron la mayoría de  poetas, dramaturgos, novelistas e intelectuales (Alberti, Cernuda, Salinas, Jorge Guillén,  J. Ramón Jiménez, Alejandro Casona, Ramón j. Sender, Ortega y Gasset, etc.). Lorca había muerto fusilado y Miguel Hernández moriría en la cárcel poco después del final de la guerra. La literatura del interior sufrió la férrea censura del franquismo, lo cual no evitó que aflorasen novelas  desarraigadas como La Familia de Pascual Duarte, 1942,  y Nada de Carmen Laforet, 1944,  y la pieza teatral Historia de una escalera, de Buero Vallejo, 1949. En poesía es relevante el libro de Dámaso Alonso Hijos de la ira, publicado en 1944, de claros tintes existencialistas y crítico con el sistema. Estas obras  suponen una ruptura con el pasado inmediato y son innovadoras en sus planteamientos y formas, compatibles con  una cierta desorientación, dadas las circunstancias del momento.
En este contexto La colmena, gestada entre 1945-48, fue publicada en 1951 en Buenos aires por razones de censura y supuso un un hito muy importante en la literatura española.
(Ver en el blog Cela y la novela social)