viernes, 17 de mayo de 2013

Propuesta de solución de ICONOS






ICONOS
            La cultura moderna consiste en estar sentado, en mirar, en teclear y callar. El pensamiento ya no es una fuente de creación ni de rebeldía. Frente a nuestros ojos discurre ahora una cinta perenne de imágenes, cada una más excitante que la anterior, más directa, más luminosa. Prácticamente el cerebro humano se ha convertirlo en un recipiente de iconos, de rostros, sexos, muñecos, envases, marcas, paneles, pornos, carátulas, solapas, videojuegos, e-mails, telediarios que hacen rodar las tragedias por la pantalla como esa nube de algodón azucarado que venden en las ferias y que duran solo un minuto en poder de los niños. Los carteles de espectáculos pegados a una tapia estaban visibles al menos una mañana entera antes de que los tapara otro reclamo, pero hoy la noria de luces superpuestas es instantánea y convulsiva cuyo vértigo constituye ya la sustancia de la mente. Los jóvenes hoy se alimentan de imágenes. Lo que no se ve, no existe.
            El pensamiento clásico ha quedado en manos de algunos taxistas cabreados con un mondadientes en la boca y de sus discípulos predilectos, que son algunos articulistas, intelectuales y analistas obsesionados con las zanjas del Ayuntamiento, con el ruido callejero y con la dificultad para aparcar. La crisis de la existencia ha sido reducida a un malhumor municipal, en esa charca ha sido ahogado Schopenhauer. Luego están los moralistas sin sentido del humor y los políticos gafes que se han visto obligados por la cultura de la imagen a teñirse el pelo y a trasquilarse las ojeras. Con un dedo firme señalan el camino, con palabras podridas por la halitosis te dan lecciones, pero nada es válido ya sin la alegría superficial y gentil del facebook, nada es real sin las imágenes que se devoran unas a otras bajo el relámpago de magnesio sobre una infinita alfombra roja que va rolando por las esferas e introduce a los héroes del momento en nuestra cocina, en el comedor, en el cuarto de baño, en el dormitorio y los ahoga en las dos mejillas de la almohada donde se confunden con el sueño o el insomnio. Somos seis mil millones de humanidad. La mitad está sentada mirando cómo la otra mitad hace el payaso. Y así sucesivamente se va llenado el desván de nuestro cerebro de iconos. Mirar, callar y teclear, de todo, de nada.
                                                                                         Manuel Vicent
Tema y resumen (2 puntos)

 Clasifique el texto, de manera justificada, según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual, argumentando la clasificación con, al menos, dos razones diferentes. (1 punto).

Comentario personal de 30 líneas como mínimo sobre “El pensamiento clásico ha quedado en manos de algunos taxistas cabreados con un mondadientes en la boca y de sus discípulos predilectos, que son algunos articulistas, intelectuales y analistas obsesionados con las zanjas del Ayuntamiento, con el ruido callejero y con la dificultad para aparcar.”, argumentando a favor o en contra utilizando la expresión lingüística adecuada, con coherencia y cohesión, riqueza léxica, variedad sintáctica y corrección ortográfica (3 puntos).

Explique el significado de estas palabras o expresiones en su contexto: el relámpago de magnesio, predilectos, halitosis, perenne, Schopenhauer. (1 punto)
Las construcciones impersonales (gramaticales o semánticas) en el texto. (1 punto)


Tema:
La lamentable decadencia cultural inducida por la propagación ingente de imágenes.
La pasividad de nuestra cultura, arruinada por la difusión abrumadora de imágenes.

Resumen:
               La cultura moderna es decididamente pasiva. Sólo se consumen imágenes de  modo que las conversaciones cultas no existen. Están reducidas a tertulias televisivas sobre problemas irrelevantes. No hay nada mediático que tenga transcendencia ni sentido porque las imágenes inundan y trivializan todo. Todos son cómplices de este espectáculo.

Clasifique el texto, de manera justificada, según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual, argumentando la clasificación con, al menos, dos razones diferentes.

               Plantearse cómo nuestra civilización está reducida a un consumo de imágenes en tan corto espacio nos lleva a pensar que estamos en el ámbito periodístico. Se trata además de un tema polémico, recurrente y de interés social. Por  si esto no fuera  razón suficiente, vemos que está firmado por M. Vicent, un reconocido escritor y colaborador de El País con una columna dominical.
               La tesis que sustenta es que las imágenes han terminado por trivializar y arruinar nuestra cultura. Para demostrarlo se vale de ejemplos de dominio público socialmente conocidos por lectores y autor. La tesis se repite al final del texto (mirar, teclear, callar); por tanto tiene una estructura de encuadre. Todo lo cual nos permite clasificar dicho texto como argumentativo expositivo. A la parte expositiva le corresponden las referencias genéricas y los nombres propios.
               Finalmente, el alto grado de subjetividad puesto de manifiesto en el léxico valorativo y figuras retóricas (halitosis, podridas, gafes, etc.); el uso del tuteo genérico (te dan lecciones); el plural sociativo (somos seis mil millones), y el contraste entre nombres comunes prosaicos y cierto vocabulario culto (halitosis, perenne, Schopenhauer, etc.)nos llevan a pensar que estamos, dentro del género de opinión, ante un artículo de opinión o columna.
      En cuanto al registro, lo clasificamos de culto-medio,  formal (en cuanto a la corrección ortográfica, léxica  y sintáctica)  y estándar (no hay localismos ni dialectalismos). Algunas palabras próximas a lo coloquial hay que entenderlas estilísticamente como acercamiento a los lectores. La funciones que predominan son la apelativa (convencer) y la expresiva (condenar).