No
negativo
Últimamente el idioma se nos está complicando más de
la cuenta allá donde menos podíamos esperar. El lío se produce con dos
monosílabos que creíamos elementales. El sí y el no. O, si lo prefieren, la afirmación
y la negación, lo positivo y lo negativo. Parecían dos nociones manejables,
pero dejan de serlo cuando uno lee, por ejemplo, la noticia de que el ciclista
Astarloza ha dado no negativo en el contraanálisis de sangre. Todos
entendemos que quiere decir dopado, o, si lo prefieren, positivo; pero
entonces, ¿por qué someter las palabras a la incertidumbre de estos acertijos?
No hay ninguna necesidad de sumar dos negaciones para construir una afirmación,
y sin embargo es lo que se hace, como si de esa manera el positivo del
deportista fuera más venial, menos culposo. En el mismo orden de cosas, la
medicina empieza a llamar 'heridas incompatibles con la vida' a lo que antes
eran, tajantemente, heridas mortales. Negar para afirmar, otra vez.
Por supuesto, todo esto es producto de la vieja
obsesión eufemística. Las palabras ya no están para designar a las cosas con la
mayor precisión posible, sino para dulcificar lo hiriente y enmascarar lo feo y
lo dramático. Cuando algo nos incomoda, en vez de hacerle frente o tratar de
cambiarlo resulta mucho más sencillo intervenir sobre las palabras que lo
designan. Piensen en ese crecimiento negativo del que nos hablan tanto
los economistas y los políticos. «El PIB de Italia registrará un crecimiento
negativo del 5,2% en 2009»; o, este es ya para troncharse, «el IPC ha crecido
un menos 0,2 puntos». ¿No existía el verbo «decrecer»? U otros verbos como
menguar, bajar, reducirse, caer. Si una cosa aumenta de tamaño, crece. Pero es
difícil entender que también crezca al encogerse. Y así el lenguaje va
perdiendo su silueta diluido en la bruma, zarandeado por estos giros tan
innecesarios como diabólicos que lo van haciendo irreconocible.
Tal vez de eso se trata, de confundirnos poquito a
poco hasta que todo sea uno y lo mismo, y las palabras, como decía el Humpty
Dumpty de Carroll*, signifiquen lo que cada uno quiera que signifiquen. Nos
guste o nos disguste. Sí o sí (otra moda que se las trae, ésta de la falsa
alternativa entre dos afirmaciones iguales). Por de pronto, la verdad
matemática ya se tambalea desde que no sabemos qué es más y qué es menos, dónde
está lo positivo y dónde lo negativo. Ya falta poco para que logremos no
distinguir entre lo cierto y lo falso.
José
María Romera
*Esta cita
fue eliminada en el examen
Tema: el abuso creciente de eufemismos para confundir a la sociedad
Resumen:
Cada vez aparecen más expresiones eufemísticas
cuyo único objetivo es disfrazar la realidad en múltiples campos de la actividad
social en vez de afrontar los problemas. Hay gente que quiere manipular a los
ciudadanos para que no entiendan lo que
pasa de verdad.
Tipología: Un título abiertamente llamativo (No negativo), la firma
de un colaborador habitual de El Correo, el uso de expresiones modernas (dopado, no negativo, crecimiento negativo,
etc.) y la referencia a una realidad relativamente reciente (últimamente…) nos llevan inequívocamente
a pensar que estamos delante de un texto perteneciente al ámbito periodístico.
El uso repetido del plural inclusivo (se nos está
complicando), la defensa de una tesis (los crecientes eufemismos consiguen
confundirnos), la estructura deductiva que se sigue y los tres ejemplos
prácticos conocidos por todos de los que se vale su autor para una mejor
demostración de aquello que defiende nos
permiten incluir este texto dentro de la modalidad argumentativa- expositiva. A
la parte expositiva le corresponde los ejemplos objetivos que utiliza.
La convivencia del nivel culto
(monosílabos, eufemístico, etc.) con el nivel coloquial (troncharse) es una prueba
de la pertenencia del texto al subgénero de artículo de opinión. Otras
pruebas que así lo avala es el uso del vocabulario valorativo y literario
(diluido en la bruma, zarandeado, diabólico, etc.). Finalmente el hecho de
encontrar una sintaxis simple (el sí y el no) compatible con una sintaxis más
compleja confirman lo dicho anteriormente. Además, no podemos pasar por alto
las preguntas retóricas (¿No existía el
verbo decrecer?) y las continuas explicaciones dirigidas a los lectores (Piensen en ese crecimiento negativo…, y así
el lenguaje.., Las palabras ya no están para…, etc).
En el texto
domina la función apelativa porque lo que se busca es convencer a los lectores
de la perversión ideológica y el peligro que implica la confusión eufemística.
3- Identifique los campos semánticos más relevantes del texto e indique su
relación en el tema del texto:
Simplificación: menguar, bajar, reducirse, caer
Negación: negación, lo negativo, el no
Afirmación: afirmación lo positivo, el sí
Los eufemismos no hacen más que simplificar la realidad, negar la complejidad de la vida. El
eufemismo, con su positivismo, encubre
lo que realmente pasa. Si en ciertos casos tiene justificación por ser más cortés, más fino o más educado; en otros casos, utilizado por el poder, se pueden volver perversos para poder entender el mundo. Dado el tema, está más que justificado la aparición de los campos arriba señalados.
b) Identifique los eufemismos que aparecen en el texto y la palabra o
expresión a la que sustituyen (1 punto)
Eufemismos: no negativo / dopado; crecimiento negativo /
retroceso de la producción; incompatibles con la vida / mortales