junio 2012
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La Virgen del Pilar dice*
Tuve una revelación. De pronto, lo vi todo con una
claridad tan pasmosa que hasta creí que iba a perder el equilibrio. No todo el
mundo tiene la suerte de tener revelaciones. Es un don, y como todos los dones,
una lotería. Hay gente que tiene revelaciones viendo, qué sé yo, el cañón del
Colorado o las inmensas llanuras de Ohio.. Ocurrió cuando en la soledad de mi
sofá contemplé al equipo de The artist recibiendo el Oscar a la mejor película.
Fue, digo, en ese feliz momento en que la ceremonia tocaba a su fin cuando me
di cuenta de que los americanos babean con los franceses. Quieren ser franceses
aunque vivan su deseo en silencio. Se pasan la vida afeando su conducta
anárquica, su arrogancia, su tendencia incorregible al fumeteo, la irreprimible
salidez de los hombres, analizan ese misterio por el cual las mujeres comen
quesos por la noche y llegan a la tumba amojamadas, sin un gramo de grasa; se
burlan de su acento, pero, ay, ponle a un americano una palabra francesa en la
boca y la degustará como un bombón. Pero, en el fondo, bajo la indignada
reacción, se percibe siempre un tufillo de envidia.
Ay, quién pudiera saber disfrutar de la vida como
ellos. Beber vino a diario y no ser alcohólico, comer quesos cremosos con higos
y nueces y pan y chocolate y no ser gordo, fumar en casa de un amigo sin pedir
permiso ni ser considerado un depravado, gastar en cremas y peluquerías sin
sentirse culpable, tener escarceos fuera del matrimonio sin ser por ello
apartado de la carrera política, darle un cachete a un niño y no por ello ser
acusado de maltratador, tener el derecho a decirle a tu criatura que eres tú
quien pone las reglas, así que vete a tu cuarto mientras hablo con la visita:
ser francés, en suma, que también es una lotería, como tener revelaciones. Yo
tengo mi propia experiencia al respecto: anduve una semana de visita por liceos
franceses y disfruté viendo cómo los niños llamaban de usted al profesor y cómo
intervenían educadamente en la charla. Pero no lo conté ni lo contaré nunca
porque aquí también nos enfadamos si alguien pone en cuestión a nuestros niños.
Y más nosotros, que tuvimos una oportunidad histórica de ser franceses, pero,
como todo el mundo sabe, la Virgen del Pilar estuvo en desacuerdo.
* La Virgen del Pilar dice / que no
quiere ser francesa…” (Fragmento de una jota aragonesa popular)
ELVIRA LINDO
Estilística de las formas verbales
Puesto que los artículos de opinión
en la prensa se plantean de forma dialogizante con los lectores, no es extraño
que , en cuanto a las formas personales del verbo, encontramos las siguientes
características:
·
1ª persona:
tuve (l.1), lo vi (l. 1), qué se yo (l.3), etc.
·
Tú genérico:
Ponle a un americano (l. 4), eres (l. 25), vete (l. 25), etc.
·
Nosotros
inclusivo: nos enfadamos (l. 31),tuvimos (l. 32), etc.
Frente a ello, en partes más expositivas se
encuentra la 3º persona (se percibe, l. 17) y numerosos infinitivos
impersonales: tener escarceos (l. 22), sin pedir (l. 20), sentirse culpable (.
22), etc.
En cuanto a los tiempos verbales, encontramos
el pret. perfecto simple dominando en el primer
párrafo-
. su
presencia se explica en la anécdota a partir de la cual se inicia el texto:
tuve una revelación (l.1), lo vi todo (l. 1), creí (l. 1), etc. También lo
encontramos al final del texto para contar nuestra anécdota.
-a la parte expositiva le corresponde un
presente durativo. quieren ser francés (l. 10), se perciben (l. 17), Yo tengo (l. 27), etc. Su aparición corresponde con el ánimo de
explicar una situación actual.
También aparecen algunos imperfectos
(Llamaban, l. 29)), intervenían (l. 21), que obedecen a las explicaciones y
descripciones de situaciones en el pasado.
En cuanto a la voz pasiva, una sola
muestra (ser considerado) corresponde al uso elaborado y al registro culto.
Por lo que al modo se refiere, sólo
se encuentra un subjuntivo en una frase desiderativa (pudiera saber, l-1), que
se fundamenta en el deseo de no querer afirmar con arrogancia las opiniones
personales.
En resume, se trata de un texto argumentativo-expositivo en el que se hace un
planteamiento dialogizante con lo lectores, lo cual explica tanta diversidad de
formas verbales.