miércoles, 6 de noviembre de 2013

CONTEXTO CULTURAL

En el contexto de experimentación y búsqueda de valores exclusivamente artísticos que se desarrolla en España a principios del siglo XX, comienzan a escribir los jóvenes poetas de la Generación del 27. Las posibilidades de elección que tuvieron estos escritores en los años 20 fueron mucho más variadas que las que habían tenido los modernistas de principios de siglo. Podían seguir los pasos del Valle expresionista de los esperpentos o imitar a Juan Ramón Jiménez, quien, por entonces, perfilaba su poética de la poesía desnuda. O, si lo  deseaban, podían dejarse llevar por la influencia de la poesía pura de Paul Valéry o por los movimientos de Vanguardia. Todas estas corrientes fueron bien conocidas en España gracias a la Revista de Occidente, editada por Ortega. Además, muchos de los escritores del 27 tuvieron la oportunidad de convivir y compartir sus lecturas en la Residencia de Estudiantes; así, se produce un intercambio de experiencias entre ellos que provoca su interés por Bécquer, por la lírica tradicional o por la poesía de Góngora. Todos descubren a la vez el Surrealismo francés y, más tarde, juntos conocen y admiran a Pablo Neruda, que llega a Madrid en 1934.
Se suele incluir dentro del Grupo o Generación de 1927 a Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Juan José Domenchina, Emilio Prados y José Mª Hinojosa. El poeta Miguel Hernández no pertenece a la Generación del 27, pero comienza a escribir bajo su influencia, en los años 20, y muere prematuramente en 1942, por lo cual lo estudiaremos con los poetas del 27.
 Una generación literaria:
Algunos críticos han cuestionado la idea de que los autores anteriores pertenezcan a una generación literaria homogénea y bien definida. Lo cierto es que, de entre los requisitos exigidos por el método generacional, los escritores del 27 sólo cumplen los siguientes:
a) Sus nacimientos se sitúan en una misma "zona de fechas" que va de 1891 (Pedro Salinas) a 1905 (Manuel Altolaguirre).
b) Presentan un talante abierto, liberal y progresista que se refleja:
- En la amplitud de conocimientos: En general, poseen una formación intelectual bastante semejante; la mayoría cursó estudios universitarios, y todos ellos mantuvieron contactos con el ambiente intelectual de las Vanguardias y de la Institución Libre de Enseñanza.
- En sus opciones políticas: su decidida defensa de la República (sólo Gerardo Diego se alineó en el bando de los sublevados) les costó la vida (Lorca) o el exilio interior (Dámaso y Aleixandre) o exterior (todos los demás)
c) Mantuvieron relaciones de amistad. Algunos de ellos vivieron en la Residencia de Estudiantes, en Madrid. Todos acuden al Centro de Estudios Históricos, donde trabajan algunos de ellos, asesorados por los estudiosos novecentistas Menéndez Pidal y Américo Castro, sobre autores medievales y clásicos. También colaboran en las mismas publicaciones, como la Revista de Occidente y la revista Litoral de Málaga, fundada por Altolaguirre y Prados. De hecho, existe una conciencia de grupo. Su nómina ha sido establecida por ellos mismos en diversos ensayos.
d) Hay un acontecimiento generacional que sirve para dar cohesión al grupo: en 1927, el Ateneo de Sevilla organiza un acto para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora. Casi todos los poetas citados participaron en dicho acto. Para ellos, Góngora representa la voluntad de estilo y el preciosismo de la metáfora, rasgos que también podemos encontrar en el arte nuevo.
Sin embargo, el grupo incumple otras condiciones, como las siguientes:
a) No existe un líder generacional, aunque todos se muestran bastante influidos por J.R. Jiménez.
b) No se da una ruptura con las generaciones literarias precedentes.
c) No existe una estética común.
A pesar de todo lo anterior, es evidente que nos encontramos ante un grupo compacto, animado por la misma ansia de renovar el lenguaje poético. Todos ellos se inscriben en el espíritu de renovación que afectó en los años 20 y 30 a la literatura europea y americana. En realidad, representan la culminación de la Vanguardia, la adopción, de un modo sincrético, de todos los descubrimientos realizados por los Ismos.