Aunque cada autor sigue caminos personales, podríamos trazar un
itinerario común:
a) POESÍA
DESHUMANIZADA: hasta
1928-29. Sus preferencias poéticas se inclinan por el abandono de lo humano y
por la concepción del poema como un “artefacto” elaborado con cuidado y
precisión, destinado a desencadenar emociones desnudas e intelectuales.
- La poesía pura: en ella la metáfora y la imagen desempeñan un papel esencial en la
construcción del poema. Hermetismo y dificultad son las consecuencias de este
concepto de la poesía que encuentra en Juan Ramón Jiménez y en Góngora su
referencia próxima y lejana respectivamente. (Guillén, Cántico; Salinas, La voz a ti debida; Alberti, Cal y canto))
- Vanguardias: Futurismo,
ultraísmo... (Gerardo Diego, Imagen,
P. Salinas, Seguro azar)
- Neopopularismo: consiste en la asimilación culta
de la lírica popular. Las formas tradicionales (romances, coplas, ...) se unen
a las imágenes visionarias para conseguir una poesía estilizada de temashumanos (amor, muerte, etc.) (Alberti, Marinero en tierra; Lorca, Romancero Gitano).
- Neotradicionalismo: se imitan las formas clásicas (G.
Diego, Versos humanos)
b) REHUMANIZACIÓN:
- Surrealismo: se libera el mundo
onírico e inconsciente, y las pulsiones de los deseos escondidos se traduce en
un lenguaje sorprendente (aunque siempre bien calculado y controlado) en el que
predomina la metáfora irracional. La poesía recupera los conflictos humanos y
la crítica del mundo exterior. (Cernuda, Donde
habite el olvido ;
Aleixandre, Espadas como
labios; Lorca, Poeta en
Nueva York; Alberti, Sobre
los ángeles).
- Neorromanticismo: La influencia de Bécquer trae a la
lírica una carga de emotividad mayor que la que se percibía en la poesía pura,
al tiempo que justifica la presencia creciente de “preocupaciones personales”.
(L. Cernuda, Donde habite el
olvido; Aleixandre, La
destrucción o el amor)
- Socio-política: Poesía
comprometida (Alberti, Un
fantasma recorre Europa; M. Hernández, Viento
del pueblo)
c) LA GUERRA Y EL EXILIO: La trayectoria de estos autores está
marcada por la Guerra Civil,
que provoca el exilio de la mayor parte de ellos y la muerte de Lorca y de
Miguel Hernández. Terminada la
Guerra , cada poeta adopta un rumbo poético propio: unos, como
Alberti, cultivarán momentáneamente la poesía
social y la nostalgia del exiliado (Retornos de lo vivo lejano);
otros, como Cernuda, se volcarán en la lírica
intimista y subjetiva que
refleja el alejamiento físico y moral de su país (Desolación de la quimera);
Guillén, el poeta “puro” por excelencia, siente la necesidad de expresar el dolor humano (Clamor); Dámaso Alonso, desde
su exilio interior, inaugurará una corriente existencial (Hijos de la
ira); otros aún, como Vicente Aleixandre, practicarán un surrealismo
tardío, menos hermético y
cargado de preocupaciones sociales (Sombra del paraíso).
Con la disgregación
física, la poesía de la
Generación de 1927 se diversifica en múltiples tendencias,
todas ellas de gran brillantez.
La métrica de 1os poetas
de la Generación
del 27 supone una reducción con respecto a la variedad de metros y estrofas
utilizada por los modernistas. Muchos de los poetas del 27 (sobre toda al
principio) sienten preferencia por los versos
de arte menor, en especial por los heptasílabos y los octosílabos, que
frecuentemente manejan con total libertad, sin atenerse a una estrofa fija.
Algunos, sin embargo, adoptan estrofas castellanas tomadas de la lírica tradicional (el villancico, el romance, la
copla...). Estas estrofas ya habían sido utilizadas anteriormente por poetas
cultos, en los Cancioneros del siglo XV o en los Siglos de Oro. Por otra parte,
algunos poetas se sirven de formas métricas consideradas clásicas (el soneto,
la octava real, la décima...), mostrando así su conocimiento de la tradición
literaria española. En ocasiones, se producen combinaciones sorprendentes, como
en los romances y décimas de Guillén, donde la poesía pura se compagina con una
métrica clasicista.
Al lado de las formas
métricas citadas, que se basan en el isosilabismo, en la distribución de las
pausas y los acentos, y en la rima como medios para crear el ritmo poético, los
poetas del 27 utilizan con profusión el verso
libre. Éste último responde a otra concepción del ritmo; la configuración rítmica
del poema ya no se obtiene mediante la repetición de elementos fónicos —pausas,
rimas y acentos— y tampoco se apoya en regularidades preestablecidas. El ritmo,
en el verso libre, brota de la organización gramatical y semántica del poema:
surge gracias a la repetición de los temas y a los paralelismos léxicos y
sintácticos.
Estilísticamente,
puede decirse que los poetas del 27 configuraron el lenguaje de la poesía
contemporánea. En el terreno de la imagen, destacaremos los siguientes
procedimientos:
- El
símbolo. Es una metáfora ambigua, mediante la cual el poeta desarrolla
simultáneamente una imagen y una idea, sin establecer una separación nítida
entre ellas. En las metáforas tradicionales, el plano de la imagen (oro)
y el de la idea (cabello) están perfectamente separados. Al lector sólo
le resta establecer una asociación entre ambos, basada, por lo general, en una
semejanza física. En los símbolos, por el contrario, se desarrollan imágenes
físicas que evocan, de forma incierta, significaciones abstractas, sin que el
lector pueda decir exactamente en qué ha basado su interpretación. Así, en el
poema de Guillén que leeremos después, el canto del pájaro y el mediodía
remiten, de forma incierta, a la plenitud de la vida.
- La imagen visionaria. Es una metáfora en la que la relación
que se da entre la imagen y la idea no es racional ni está basada en una
semejanza de orden físico (oro = rubio), sino que se funda en
una intuición totalmente personal e irracional que el lector debe desvelar. Así
ocurre, por ejemplo, en la metáfora lorquiana verónica
de alhelí.
- La sinestesia es
un entrecruzamiento de impresiones sensoriales pertenecientes a campos
distintos (tacto agrio, visión
dulce, etc.).