miércoles, 23 de noviembre de 2011

vicente aleixandre, Cuerpo feliz que fluye entre mis manos

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo. 


 Vicente Aleixandre, La destrucción o el amor (1934).

El poeta Vicente Aleixandre (1898-1984) publica este libro de misticismo panteísta -de raíz pesimista- dentro de su etapa surrealista y que recibió el Premio Nacional de Literatura en 1934. Este libro, igual que los anteriores como Pasión de la tierra y Espadas como labios (1932), responde a su concepción que tiene del amor y la muerte identificados en una auténtica visión destructora del ser. El amor es destrucción del ego en fusión con el cuerpo amado que se identifica con la naturaleza. Amar es diluirse en la naturaleza, es decir, morir. Esta concepción enlaza con la del Romanticismo. El poeta vive una vida dolorosa y el mundo también lo es. Sin embargo, el poeta busca amar en medio de tanto dolor, sabiendo de antemano que se destruye amando. El cosmos es enigmático, grandioso. Todo se enfrenta y lucha. El hambre de ser impulsa a la autodestrucción.

El cuerpo amado es primero de naturaleza acuática. Expresa la idea de la Mujer-Agua/Madre-Agua (o mar) basada en tradiciones diferentes pero no divergentes (Nietzsche, Freud, Valery, Unamuno, tradición esotérica) y el Panta rei de Heráclito: Cuerpo feliz que fluye entre mis manos. El cuerpo es en su forma externa diamante o rubí duro,/brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,/cráter que me convoca con su música íntima... y en ese cuerpo el poeta quiere morir para identificarse con la vida. Convierte al ser amado en un cráter de un volcán en erupción en cuya lava -la sangre de ella- el poeta se funde y se integra en la naturaleza.

Destacan el la segunda parte del poema los verbos volitivos. El poeta intenta ansiosamente identificarse con los elementos de la naturaleza. Se repite reiteradamente el verbo "quiero": "quiero morir,/porque quiero vivir en el fuego (...) Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente..." para aproximarse a los límites absolutos de la vida. Poesía en el límite, en la búsqueda del no ser para así alcanzar más plenamente el ser. El cosmos actúa como un disolvente del ser humano. Es su destructor. Y Dios no está al final de este proceso agónico. Concha Zardoya ha visto en este libro una terrible angustia existencial.

Dice Carlos Bousoño:

El amor expresado por Aleixandre es el amor pasión y, más concretamente aún, la acción misma erótica en su trascendencia metafísica, que consiste en relacionar al amante con lo absoluto telúrico. Porque es el amor un acto de deslimitación que quebranta nuestros límites, absorbe nuestro yo y parece como que por un instante lo reincorpora a la naturaleza indivisible. El amor es entonces destrucción, sobrecogedor aniquilamiento de cada uno de los amantes que quieren ser el otro, enigma de una consumación en que la pareja busca unificarse rompiendo sus fronteras. "Símbolo feroz y dulce de la muerte es el amor", por medio del cual puede sentirse "la revelación, la luz cegadora, visita de lo absoluto" que es la naturaleza unitaria, nuncio de la desaparición de la personalidad. Sólo después del acto erótico se recobra la forma, perdida antes por ese misterioso contacto de vida y muerte. Entonces parece como si cada uno de los que se han amado naciese del otro, espuma y Venus a un tiempo mismo.
 Vicente Aleixandre, La destrucción o el amor (1935).
 comentario del siguiente blog 
 http://www.apequevedo.com/materiales/poemas/veintisiete/comentarios/aleixandre.htm

 biografía
Nace en Sevilla, tras pasar su niñez en Málaga, se instala con su familia en Madrid. Estudia Derecho y Comercio, pero una grave enfermedad (Tuberculosis renal) le obligará desde l.925 a retirarse de su actividad profesional y llevar una vida sedentaria. Descubre la poesía leyendo a Rubén Darío y desde su retiro se entrega a la lectura y la escritura. Tras la guerra permanece en ese exilio interior, olvidado por la oficialidad pero convertido en guía de las nuevas generaciones como antes lo había sido Juan Ramón. Es académico desde l.950 y en l.977 se le concede el premio Nobel de Literatura: "Por su condición poética innovadora que ilustra la condición humana en el cosmos y en la sociedad de la hora presente a la par que representa la gran renovación en la época de entreguerras de las tradiciones de la poesía española". Muere en Madrid en l984
Incluido en la nómina de los poetas de la Generación del 27, su primer libro Ámbito se publica en l.928 en él aparece ya una visión personal del surrealismo imperante. Tres etapas se distinguen en su trayectoria poética:
l). Surrealista personal en la que rechaza los convencionalismos. Las obras más destacadas: La destrucción o el amor (por la que recibe en l.933 el Premio Nacional de Literatura), Espadas como labios y posteriormente Mundo a solas. El tema central es la comunión amorosa del yo con el cosmos, el mismo definió su poesía como:"clarividente fusión del hombre con lo creado"
2). Tras la guerra civil, aparece una etapa más pesimista  con obras como: Sombra del paraíso (l.944) y Nacimiento último (l.953), en ellas se centra en el hombre, la historia temporal, los temas cotidianos; se va haciendo más narrativo y realista en su obra cumbre: Historia del corazón (l.954) o Los encuentros (l.958). Es un nuevo humanismo, cercano al romanticismo que se va fraguando en obras posteriores como En un vasto dominio (l.962), un canto al esfuerzo de la materia, del hombre, de la Historia, en su afán de superación. En esta segunda etapa prefiere el término "comunicación", el poeta es una conciencia puesta en pie.
3). Denominada "metafísica" se muestra más reflexivo y conceptual en obras como: Poemas de la consumación (l.968, visión descarnada de la vejez) y Diálogos del conocimiento (l.974). En ellas, desde la experiencia, que dan los años cumplidos, quiere mostrar el enigma del ser en el mundo.

LECTURA

En  esta obra Aleixandre plantea el conflicto amoroso como destrucción, el amor conduce a la muerte, a la desaparición del enamorado para poder fundirse con quien se ama. Pero el poeta va más allá, ese sentimiento representa la comunión amorosa del hombre con el mundo, con la tierra, con lo creado. En este sentido, es este poema uno de los más representativos de la obra de Aleixandre.
La  primera lectura de sus versos nos conducen hacia una historia de amor plena, de unión íntima, generosa a la vez que destructiva, condición necesaria para la fusión amorosa. El yo y el tú se suceden y se contraponen a lo largo del poema: mis manos, tu forma externa, tus dientes, quiero morir, deja que mire, quiero ser tú, tu sangre...
En los ocho primeros versos el poeta nos describe a la amada: cuerpo feliz entre mis manos, rostro amado desde el que contemplo el mundo, felicidad que copian los pájaros, forma de diamante o rubí, la música íntima que sale de su boca. Pero en esa misma descripción bella, llena de imágenes surrealistas, violentas, estridentes se muestra la destrucción: "la boca es un cráter que atrae con la ferocidad de sus dientes".
La tercera estrofa nos muestra la identificación vida/muerte, amor/ destrucción: "amar es morir convencido, quemarse en el fuego de su llama": quiero morir/porque quiero vivir en el fuego, en el caliente aliento que si me acerco quema... es la imagen clásica del fuego/amor pero esta vez más impactante porque la destrucción es más palpable. A lo largo de los versos se muestran imágenes visionarias: "cuerpo que fluye como líquido, la boca femenina como el cráter de un volcán al que el amante se arroja voluntariamente para vivir en su fuego, en su aliento caliente y quemarse en él".
La segunda persona se hace más significativa a partir de la estrofa cuarta: deja, deja que mire...esa repetición hace la unión más pasional, el ruego del poeta más extenuante: "déjame amarte, hundirme en tus entrañas y que renuncie a vivir". En esta estrofa donde el amor es, en imágenes violentas, más claramente sinónimo de muerte, destrucción.
En la quinta estrofa el poeta aclara directamente su deseo: quiero amor o la muerte, quiero ser tú, es la identificación del propio título de la obra, "la destrucción o el amor" para ello ha de renunciar a ser él mismo, mezclarse con su sangre, lava rugiente, de nuevo aparece la imagen del volcán, fuego, pasión, gozando de los límites de la vida, muriendo poco a poco (hermosos límites). Versos que configuran en toda su significación un bello poema de amor, de renuncia, de comunión plena y sin fisuras.
La última estrofa quiebra la unidad hasta ahora presentada de cuatro versos, con siete versos de medida irregular que cierran el poema dando un paso trascendente en esta breve pero intensa historia de amor. Es algo más que el amor entre un hombre y una mujer, es el amor entre el yo, como ser humano y el mundo, la tierra, el cosmos. Ahora las imágenes nos conducen a un surrealismo más personal si cabe del poeta, las voces anteriores, cráter, lava, diamante, se nos manifiestan como parte de la amada tierra: "El yo da un beso, como una espina, y el universo se vuelve compacto en ese acto de amor, el mar al convertirse en espejo se solidifica y vuela, la luz como una espada quiere vengarse de esa unión y amenaza con destruirlo pero no lo conseguirá porque el amor, la unidad del mundo es indestructible".
Ahora el título del poema se nos revela en todo su sentido: Unidad en ella, no con ella sino dentro de ella, unidad en la amada, dentro de sus entrañas, de su boca con un beso que simboliza la fusión en uno, la destrucción de los dos para convertirse en uno solo. Ahora se hace visible la simbología sugerida en todos los versos: la amada es la tierra, que como una mujer, tiene labios, boca, dientes, pelo, el enamorado es el ser humano, el yo unido indiscutiblemente, forzosamente a ella a través de un acto de amor: el beso. La luz cegadora, las espadas, el mal no podrán destruir ese amor: la unidad del mundo, una unión total que a pesar del conflicto se debe entender gozosamente, teniendo en cuenta que la conjunción que da título a la obra no es disyuntiva sino identificativa como se aprecia en este poema: el amor es destrucción, como señala el verso 17: quiero amor o la muerte o el verso 26 luz o espada mortal (vida o muerte)
Habría que señalar, finalmente, la estructura formal y métrica del poema de Aleixandre que consigue un ritmo poético inigualable en estrofas de cuatro versos endecasílabos en su mayoría,(da cabida a otros más largos de dieciséis sílabas y otros más cortos de siete) sin rima. Los versos están agrupados por el tema que encierran cada una de las estrofas, y por un mundo de imágenes que rompe los convencionalismos poéticos y aprovecha otros como el fuego/pasión amorosa. Destacamos algunas ya mencionadas:
-Cuerpo que fluye: cuerpo sólido fluye como líquido
-Tu forma externa como diamante, rubí, sol que deslumbra
-Cráter: boca femenina
-El hondo clamor de tus entrañas: tu llamada
-Beso como una lenta espina, como un mar que vuela, hecho espejo como el brillo de un ala
-Sangre que riega, que siente los límites de la vida.
.Las antítesis: muero porque quiero vivir en el fuego (amor)
.Repeticiones: porque me arrojo, porque quiero morir...
.La aliteración: no es mío, sino el caliente aliento
.La anáfora: de los versos 17 y 18 (quiero)
.La contradicción aparente: hermosos límites de la vida( muerte) 
Es, sin duda, un poema de amor que traspasa los límites del sentimiento humano para acercarnos a un amor más trascendente, como hiciera San Juan con el amor divino, ahora es el amor del Universo, el hombre y la creación. El universo en uno solo mediante la fuerza indescriptible del amor.