jueves, 16 de febrero de 2017

Propuesta de solución a EL ESPECTÁCULO DE LOS SELFIES


Tema:
Crítica al abuso creciente de los selfies 

Resumen: Muchos turistas  se pasean por el palacio de La Alhambra pendiente de hacerse infinitos selfies  sin atender a las obras de arte que los rodean. El nuevo  bastón no ha hecho más que mejorar, multiplicar y ponerse  de moda. Es la expresión de la nueva civilización, preocupada por un rabioso individualismo y desafecta de la cultura y de las cuestiones sociales.

Tipología:

      No cabe duda de que estamos dentro del ámbito periodístico por el título tan atractivo que encontramos  (el espectáculo de los selfies), por el tema de actualidad  y de interés social que despierta, por la mención  a una realidad cercana (En un reciente viaje) y por el léxico moderno que utiliza (selfies, móvil, etc.).
      En cuanto a la tipología es un texto más argumentativo que expositivo. La tesis la encontramos al final (los selfies son la manifestación del egocentrismo imperante) y es, por tanto, inductiva. Los argumentos que se utilizan son los propios de la experiencia personal (la anécdota) y de autoridad (la novela de Kundera). Hay una parte descriptiva y narrativa, la anécdota, que está al servicio de la argumentación.
       En lo referente al género, lo podemos enmarcar dentro de los de opinión, más concretamente un artículo de opinión, puesto que encontramos la referencia a la primera persona (me perdía, recordé, etc.), un léxico valorativo (egocentrismo, autocomplacencia, perpleja), un plural inclusivo (el nosotros) y la significativa firma de su autora.
       Las funciones que predominan son la expresiva, muestra de la opinión de su autor, y la apelativa, que busca convencer al lector. El nivel de registro lenguaje es  estándar, el propio de los medios de comunicación.

3) La subjetividad en el texto

La subjetividad se corresponde con la función expresiva del texto, es decir, la opinión. Como expresión de ello,  en este texto tan subjetivo encontramos las siguientes manifestaciones:

Uso de la 1ª persona: me perdía, recordé, etc.
vocabulario valorativo en sustantivos (egocentrismo, autocomplacencia, uniformidad,  insignificancia, banalidad), adjetivos ( perpleja, malvada, etc.)
Metáforas: filigrana, magia, etc.
sufijos afectivos (jovencita, espejito).
Orden subjetivo de la oración. Poco le importaba...
Marcadores valorativos: por supuesto, como una turista más
Interrogación retórica que busca afirmar de manera retórica usando una pregunta: ¿Cómo olvidarlo.....?
Plural inclusivo para car muestras de su acercamiento a los lectores (el nosotros, nosotros mismos)
Uso de cursiva: selfies
hipérbole: infinidad de veces.
Metáforas: ombligo
Paralelismo: Poco importaba..., poco importaba, Me la encontraba en, me la encontraba en...
Oraciones tajantes. Mirarse al ombligo: egocentrismo, autocomplacencia



A)
            El texto se encuentra en el acto I de la obra dramática La casa de Bernarda Alba, terminada de escribir  por Federico García Lorca en 1936, justo dos meses antes de que fuera fusilado. Para unos es un drama rural y para otros una tragedia. Se trata del momento  en que  Adela se ha enterado de  que Pepe el Romano se va a casar con Angustias, justo cuando se había puesto un vestido verde que respondía a un momento de felicidad y libertad, La frustración que se lleva le mueve a rebelarse contra todas sus hermanas, las cuales parecen resignarse al destino que la madre les ha impuesto. Es el principio de la disidencia, materializada en el color verde del vestido que rompe el luto impuesto por ocho años por la madre, y el deseo de salir a la calle, prohibición obsesiva también de Bernarda. 

            No estaba acostumbrado el público de entonces a escuchar de boca de las mujeres frases tan sinceras y valientes relativas  a la condición femenina y a sus deseos. Rompía Lorca con el teatro comercial que venía representado por la comedia burguesa de Jacinto Benavente (Los intereses creados), caracterizada por el conservadurismo estético e ideológico. Algo tuvo que ver el viento revolucionario que la República estaba alentando, al que Lorca no fue ajeno.

     Desde el punto de vista de la producción dramática esta obra supone el punto de máxima madurez de un dramaturgo que ha evolucionado desde las farsas y el teatro de títeres de La zapatera prodigiosa (1921) y Don Perlimplin con Belisa en su jardín (1928), pasando por el teatro más vanguardista de El público (1930) y Así que pasen 5 años (1931), fruto de su viaje a Nueva York y Cuba, hasta llegar a la gestación de Bodas de sangre (1933),Yerma(1934), Doña Rosita la soltera(1934) y La casa de Bernarda Alba (1936).  Excepto Doña Rosita la soltera, las otras tres se pueden considerar tragedias.


El contexto de La casa de Brnarda Alba


     La Generación del 98 había denunciado los males de España pero no había conseguido corregirlos porque sus críticas apenas habían tenido repercusión política. El analfabetismo, la mala distribución de las rentas y las tierras, la necesidad de europeizarse y la transformación de la educación eran temas pendientes. Durante el periodo de entreguerras, 1914-1936, España, al principio, con su neutralidad durante el periodo de la Primera Guerra Mundial, consiguió cierto grado de prosperidad con el aumento de las exportaciones a los países  beligerantes, beneficio que fue a parar a manos de los burgueses en detrimento del proletariado, lo cual produjo  la presión de los sindicatos obreros y del nacionalismo catalán. Ese descontento dio lugar a la crisis de 1917 que aceleró  el fin del sistema de alternancia de partidos. La inestabilidad política y social, añadida  al fracaso de las campañas militares en África,  desembocó en 1930 en la dictadura de Miguel Primo de Rivera que, si bien templó los ánimos y consiguió ciertos éxitos económicos, no logró crear un sistema político estable. La dictadura terminó voluntariamente en 1930 y, dio paso, un año más tarde a la proclamación de la Segunda República en 1931 - 1936,. Este periodo fue altamente revolucionario para el País  y se vio tristemente truncado por el golpe de estado de Francisco Franco, que dio paso a una represiva guerra civil.
    Desde el punto de vista cultural, los años de entreguerras fueron un periodo de una actividad tan intensa que dio lugar a la generación del 14 (Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna) y a la Generación del 27. (Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Alberti, Lorca, Cernuda, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, etc.) Todos se embarcaron en travesías distintas pero partiendo del afán de innovación que perseguían colectivamentes.  Convivieron con todas las vanguardias y movimientos europeos (Dadaísmo, Creacionismo, Ultraísmo, Surrealismo o Superrealismo). Los años veinte fueron años de experimentación y vanguardismos. Sus componentes vivieron bastante ajenos a las cuestiones sociales y a la dictadura. Fueron unos años de especial relieve  cultural en todos los campos desde músicos como Manuel de Falla o Joaquín Turina; pintores como Pablo Picasso, Juan Gris, Salvador Dalí o Joan Miró, escultores como Mariano Benlliure; cineastas  como Luis Buñuel;  intelectuales  como José Ortega y Gasset, Américo Castro o Claudio Sánchez Albornoz y eminentes científicos como Santiago Ramón y Cajal. 

            Gran parte de la aparición de un elenco tan singular  se lo debemos a la Residencia de Estudiantes de Madrid, institución laica que reunió y potenció a muchos de ellos. Lorca podría ser un ejemplo de lo que decimos: allí convivió con Luis Buñuel y Salvador Dalí. La trayectoria literaria de Lorca fue muy cambiante: pasó del neopopularismo al surrealismo en poesía; de la farsa al teatro vanguardista de la época de su viaje a Nueva York y Cuba (1929) para terminar, por exigencia lógica de los tiempos políticos, en su trilogía trágica (Bodas de sangre,1933; Yerma,1934 y La casa de Bernarda Alba, (1936), terminada de escribir un mes antes del golpe de estado.


Comentarios a los textos de la selectividad de "El árbol de la ciencia"

“Andrés Hurtado, los primeros días de clase, no salía de su asombro. Todo  aquello era demasiado absurdo. Él hubiese querido encontrar una disciplina fuerte y al mismo tiempo afectuosa, y se encontraba con una clase grotesca, en que los alumnos se burlaban del profesor. Su preparación para la ciencia no podía ser más desdichada.”

                Corresponde este fragmento a la primera parte de una novela de 7 titulada "El árbol de la ciencia", de Pío Baroja (san Sebastian, 1872-Madrid, 1956). La obra fue publicada en 1911 y  el tiempo de ficción transcurre en los años previos al desastre de Cuba y momentos posteriores, hecho mencionado  en la propia novela.  Es la tercera novela de la trilogía de La raza, compuesta por La dama errante (1908), La ciudad de la niebla (1909)y la novela que nos ocupa. Para entonces Baroja era un consumado escritor de novelas. Había escrito17. Su protagonista es un  estudiante de Medicina que va a iniciar  su carrera en Madrid y va experimentando una serie de decepciones y desencantos mientras quiere encontrar un sentido a la vida. En este sentido podemos decir que es un trasunto de la vida de Baroja. Cuando más tarde publique sus memorias, lo hará repitiendo muchos fragmentos de esta novela.

                En el texto vemos el despertar del protagonista a la Universidad, en el cual se  puede constatar la desidia y abandono en que se halla esta, con el consiguiente desprestigio de sus profesores. Fue este uno de los motivos de reflexión de los componentes de la Generación del 98, quienes perseguían denunciar la situación de extrema decadencia en que se hallaba la cultura y la educación en el país. En el fragmento podemos encontrar la palabra "ciencia", que también aparece en el título del libro. Para su autor esta no daba explicaciones al sentido de la vida(Todo aquello era demasiado absurdo) y, ante esa tesitura, solo cabía entregarse al torrente de la vida sin reflexión ninguna o alcanzar la ataraxia, una especie de alejamiento o distanciamiento de la vida en el que sólo  hay espacio para la compasión frente a los que sufren, teoría del filósofo alemán Schopenhauer, del que Baroja era claro seguidor. En el fragmento se pueden en­contrar muestras del estilo de Baroja: oraciones simples o compuestas sin mucha complejidad que intentan, en pocas líneas, describir el carácter y las situaciones de la novela. Las partes se dividen en pequeños capítulos que, de manera fragmentada, van componiendo un puzzle entretenido y vivo.

Anexo:
Contexto, social, cultural y literario y características de la Generación del 98

                El año 1898 es conocido como “el desastre”. Las guerras coloniales que se iniciaron en 1895 terminaban con la derrota española. Fue el colofón a una época de decadencia social y política  llamada  Restauración, donde el bipartidismo, la compra de votos estaban enquistados. A ello hay que añadir el altísimo porcentaje de analfabetismo, pobreza y falta de desarrollo social de la burguesía. Por el Tratado de París de aquel mismo año, España se vio obligada a desprenderse de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, las últimas posesiones del viejo Imperio español. Ese año fue un duro golpe para el país. La gente más sensible y crítica se dio cuenta de su extrema debilidad y buscaron las causas de esta situación. Estos hechos dieron lugar a una época donde la renovación fue obligada y se hizo evidente la decadencia de la monarquía. La sociedad española asumió un papel fundamental ante los cambios y se vio representada por un movimiento cultural (literatura, ciencia, historia, entre otros) llamado Generación del 98. El ambiente que se palpaba en la época era de descontento porque la población vivía en un entorno atrasado y miserable. Esta situación ayudó a que un grupo de intelectuales reflexionara sobre las causas de la decadencia y, cómo no, buscaran soluciones. Se sentían muy afectados por la crisis de valores de finales de siglo. Este grupo llamado generación del 98 lo comprenden un conjunto de escritores, pensadores, científicos, artistas… que lucharán por la regeneración moral, social y cultural del país. Estos escritores toman una actitud ante el problema. Buscan el conocimiento de España viajando por ella, describiendo los campos, las ciudades, los viejos monumentos, para intentar recrear literariamente la historia del país. No se conforman con un acercamiento sin más al paisaje, es un acercamiento bello, claro.
                El concepto de Generación del 98 es una creación  tardía de Azorín plasmada en unos artículos  de 1913 y luego discutida incluso por algunos de sus miembros, como Pio Baroja. Sin embargo, con el tiempo  se ha convertido en una denominación afortunada, que abarcaría a los que en un principio se denominaron el Grupo de los tres -Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu, que publicaron un manifiesto en 1901, en el que daban cuenta de la descomposición moral de la sociedad y la desorientación de la juventud, a los cuales se añade Unamuno, y posteriormente Valle-Inclán y Antonio Machado, que no habían compartido las inquietudes iniciales del grupo:
Nacen en fechas próximas.
Tienen una formación intelectual semejante
Comparten actitudes radicales de inspiración socialista y anrquista
Tienen los mismos gustos literarios.
Tienen a Larra como referente.
Tuvieron preopcupaciones existenciales sobhre el tiempo, el sentido de la vida y de la muerte.
Comparte un ansia de renovación del lenguaje literario.


       Cada uno de ellos buscó innovar en un campo determinado: Unamuno profundizó en los ensayos y experimentó con la novela; Pío Baroja generó un tipo de novelar característico que rompía con la del siglo XIX;  Antonio Machado supo hacer de lo sencillo materia poética y renovó, con su estilo el panorama de la poesía; Valle-Inclán renovó el teatro, la novela y creó el esperpento; Azorín supo darle al ensayo un estilo impresionista e hizo de las descripciones un estilo nuevo basado en los pequeños detalles, etc. todos ellos se caracterizan, como generación,  porque: (Por terminar)



Comentario al espectáculo de los selfies (ambas opciones plantean lo mismo)

Mucha gente utiliza las fotos para dar testimonio de su paso por las ciudades y paisajes que vista. De este modo una foto vendría a ser  la traducción de yo y la Alhambra, yo y el Escorial, yo y los montes Pirineos, etc. Hasta ahora se procuraba que ambos objetos, la persona y el monumento salieran  dando preferencia a la persona a costa de sacrificar el encuadre del monumento.

 Con los selfies se ha conseguido potenciar las caras de las personas y ningunear al monumento. Ahora son las caras de las personas, los amigos, los que ocupan arrolladoramente el protagonismo de las fotos y marginan a extremos insospechados la relevancia de los monumentos o paisajes. Cumplen estos selfies la misma función de certificar su presencia en los lugares tópicos pero con la  diferencia de ofrecer caras infladas por el ojo de pez y anodinas en su reiteración. Debe ser duro asistir en casa de unos amigos a un reportaje fotográfico de un viaje de verano con estos parámetros.

Habrá quien piense que este abuso de los selfies  es inocente, irrelevante y hasta gracioso. Ojalá fuera una moda pasajera que terminara agotada en su reiteración. De lo contrario,  se estaría  ahondando en esa incomunicación global en la que quieren las ideologías sumergir a todas las personas. Sería otra muestra de ese individualismo rabioso que nos quieren imponer al rodearnos de aparatos hechos paradójicamente para comunicarnos. Ya no cabe pedir a una tercer persona que se pare, encuadre y nos fotografíe lo mejor que  pueda para devolverle las gracias y aprovechar su amabilidad para hacer otras preguntas, si es ocasión. Se renuncia a la comunicación humana. Lo mismo que le pasa al presidente Rajoy cuando tiene que hablar con Pedro Sánchez: renuncia a la conversación en presencia  para manifestar su deseo virtual publicándolo  de manera fría y distante en el tablón de Twitter. El mismo caso de  los empresarios que despiden por un whatsapp a un empleado para no tener que pasar el amargo trance de ver a un ser humano en tan dura tesitura.


En definitiva, el yo crece de manera exponencial, tanto que arruina la sociabilidad de las personas y arruina el mundo y la vida; los tapa o los ignora. Los selfies no son  otra  cosa que una manifestación más del egocentrismo global. Todo empezó con un tal Narciso que vio su cara reflejada en la superficie del río. 




Rasgos léxicos

Son muchos los rasgos  semánticos que dan cohesión a este texto. Me limitaré a subrayar los que creo más relevantes  y relacionarlos con el contenido del texto.
·         Para la descripción de la escena inicial de la que parte encontramos nombres concretos: guía, turista, bolso, etc.
·         Para la argumentación necesitamos conceptos abstractos: convivencia egocentrismo, conclusión, etc.
·         Y también nominalización: convivencia, egocentrismo, repetición.
·         Acorde con la descripción de la estampa que recuerda su autora, encontramos el campo semántico de los lugares de la AlhambraPatio de los Leones, salón de los Abencerrajes, sala de las dos Hermanas. Por lo que al tema se refiere, encontramos el del egocentrismo: egocentrismo, autocomplacencia, ombligo (como metáfora).
·         En este mismo sentido, encontramos los consiguientes arabismos: Alhambra, Albaicín, nazarí, etc.
·         Por estar en el ámbito periodístico es lógico encontrar neologismos y anglicismos: selfie
·         Prueba del registro culto encontramos compuestos cultos: telefóno, egocentrismo autocomplacencia.
·         Al recurrir a la argumentación sirviéndose del  principio e autoridad y al de ejemplificación encontramos antropónimos.  Milán kundera, Washington Irwing, Blancanieves.
·         Al ser un artículo de opinión  es comprensible encontrar sufijación afectiva mediante diminutivos: jovencita, espejito.
·         Al hablar de un viaje concreto, está justificado encontrar topónimos: Alhambra, Albaicín, Granada.

·         Etc.


Rasgos semánticos

·     Acorde con el tema tratado es lógico, puesto que se habla de los selfies encontrar el campo conceptual de la fotografía: pantalla, bastones, selfies, perspectiva.
·       También el campo semántico de las salas del palacio de la Alhambra:  Sala de las Dos Hermanas, Salón del abencerraje, Patio de los leones.
·     En el mismo sentido se pueden encontrar familias léxicas como  viaje, viajero/ joven, jovencita.
· Para no ser muy repetitivo encontramos casos de sinonimia correferencial: chica/jovencita; Milán kundera /escritor checo/ bastones, brazos o extensiones.
·     También la sinonimia habitual para evitar la repetición: insignificancia/banalidad
·      Ineludiblemente se dan casos de repetición al girar el texto sobre el egocentrismo y los selfies: ombligo y selfie se repiten varias veces.
·    La denotación se encuentra en los nombres propios de los lugares que visita (Sala de las Dos Hermanas, Salón del abencerraje, Patio de los leones), en los antropónimos de los escritores que menciona, y en la descripción de la escena que sirve de partida para una reflexión.
·  La connotación se encuentra, sobre todo, en el léxico valorativo (complacencia, egocentrismo, insignificancia, banalidad, etc.) y en las metáforas (ombligo, fiesta de la insignificancia). Es la manifestación de la subjetividad de la autora.