El
cáncer de la gilipollez
Hace
poco, en el correo del lector de un suplemento semanal que no era éste -aunque
aquí podamos ser tan gilipollas como en cualquier otro sitio-, a un columnista
de allí, Javier Cercas, lo ponían de vuelta y media porque, en el contexto de
la frase «el nacionalismo ha sido el cáncer de Europa», usaba de modo
peyorativo, según el comunicante, la palabra cáncer. Y eso era enviar «un
desolador mensaje» e insultar a los enfermos que «cada día luchan con la
esperanza de ganar la batalla». Y, bueno. Uno puede comprender que, bajo
efectos del dolor propio o cercano, alguien escriba una carta al director con
eso dentro. Asumamos, al menos, el asunto en su fase de opinión individual. El
lector no cree que deba usarse la palabra, y lo dice. El problema es que no se
limita a expresar su opinión, sino que además pide al pobre Cercas «que no
vuelva a usar la palabra cáncer en esos términos». O sea, lo coacciona. Limita
su panoplia expresiva. Su lenguaje. Lo pone ante la alternativa pública de
plegarse a la exigencia, o -eso viene implícito- sufrir las consecuencias de
ser considerado insensible, despectivo incluso, con quienes sufren ese mal. Lo
chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente
correcto.
Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar,,[….] Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta.
Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar,,[….] Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta.
Pérez Reverte
Tema y resumen
(2 puntos)
Clasifique
el texto, de manera
justificada, según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual,
argumentando la clasificación con, al menos, dos razones diferentes. (1 punto).
Comentario personal de 30 líneas como mínimo sobre “El lector lo chantajea en nombre de una nueva
vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto”, argumentando a favor o en contra utilizando
la expresión lingüística adecuada, con coherencia y cohesión, riqueza léxica,
variedad sintáctica y corrección ortográfica (3 puntos).
Explique el
significado de estas palabras o expresiones en su contexto: libro de familia, peyorativo, mentado, demagógica,
panoplia expresiva,. (1 punto)
La deixis
situacional. (1 punto)
Tema:
-La intolerable censura al uso metafóricamente peyorativo de las palabras
-Crítica al uso metafóricamente peyorativo de la palabra cáncer.
-Crítica a la imposición del lenguaje políticamente correcto
Resumen: Un
lector se queja al director de un periódico del uso peyorativamente metafórico de la palabra “cáncer” por parte de un
columnista. Una opinión personal que debería haber quedado en mera anécdota se
puede convertir en seria polémica al publicarse y llegar a coaccionar a los
articulistas. Es un
despropósito querer censurar las metáforas habituales.
Clasifique el texto, de manera justificada,
según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual, argumentando
la clasificación con, al menos, dos razones diferentes.
No hay más que ver las
primeras referencias a un pasado reciente (hace poco), encontrarse con un
asunto periodístico y comprobar que está firmado por Pérez Reverte, un
consagrado escritor y colaborador de la revista XL SEMANAL para incluir este
texto dentro del ámbito periodístico.
Defiende su autor una
tesis clara (no se pueden censurar las metáforas lexicalizadas). Se vale de un
ejemplo concreto (la censura a Javier Cercas) y se llega a la conclusiones
final (la tesis). Un texto de estructura típicamente inductiva. Dentro de él hay una parte narrativa ceñida a
contar la anécdota y, en menor medida, una parte expositiva. Por
tanto, lo clasificaremos de narrativo-argumentativo-expositivo.
Dentro de los géneros,
podemos decir que es abiertamente subjetivo y polémico, por lo cual nos resulta
fácil encasillarlo dentro de los de opinión, más concretamente un
artículo de opinión o columna. El tono coloquial y llamativamente vulgar en
bastantes ocasiones (hijos de puta), impropio
de otras secciones del periódico; la alusión a los lectores (calculen ustedes); los esfuerzos por
convencer (Pero la cosa no acaba ahí)
y el uso del plural sociativo (asumamos)
son, entre otras, las pistas que nos permiten clasificar así el texto.
En él se persigue
convencer a los lectores (función apelativa) y manifestar la tajante condena de
su autor (función expresiva). El registro es estándar (no hay dialectalismos ni
localismos) y formal (corrección estructural, gramatical y ortográfica), si
obviamos la concentración de coloquialismos y vulgarismos voluntariamente
puestos por su autor como manifestación del estilo faltón que lo caracteriza:
una pose literaria más que un texto vulgar
Comentario personal
Lo social y políticamente correcto es un concepto muy prodigado en
nuestro discurso social. Está de moda en una sociedad que no busca
confrontación y hace gala de buenos modales. En principio es aceptable si las
formas no se apoderan del contenido y llegan a enmascarar la realidad. Las
metáforas son plásticas y ayudan a percibir la realidad de modo más vivo.
Tenemos derecho a vivir literariamente siempre que no pretendamos ocultar la
realidad
El problema no es de las palabras: es de la gente,
la sociedad. Hay realidades que nos atemorizan, la muerte y la enfermedad se
encuentra entre ellas. La clave está en que, frecuentemente, por no mentar la realidad fea,
ingrata o temible
preferimos tamizarla con el tabú, creyendo, con ello, haber neutralizado lo que
nos inquieta. Las metáforas
lexicalizadas se sirven de estos tabús sin mayores preocupaciones porque aluden
indirectamente a otra realidad y abren el camino a la imaginación. Pretender
censurar esta posibilidad significa acabar con la libertad del hombre.
Es verdad que, en algún caso, una
metáfora puede ser peyorativa especialmente si, en el cambio, el referente pasa de persona a cosa o
a animal, que no es el caso. Es verdad que alguna metáfora, de tan usada, puede
llegar a no decir nada, pero en concreto, la que se nos plantea como polémica,
en nada rebaja la dignidad de la persona que sufre un cáncer; sino que pone en
entredicho y subraya un cierto modo de proceder perverso y dañino de la propia
enfermedad no del enfermo. Nada más.
En definitiva, lo que queremos
defender es el derecho a la libertad de expresión y manifestar nuestra total
disconformidad con aquellos que pretenden ver fantasmas que solo existen en sus
cabezas. Sin estas metáforas de uso generalizado arruinaríamos la imaginación, la
cultura y, seguramente, la parte más sugestiva de la lengua.
El
registro
El registro es una formula compleja que elige el hablante para
comunicarse con su interlocutor teniendo
en cuenta la situación, el contexto, la intención , la relación social que
media entre los dos, el interlocutor , etc. En este caso la comunicación se
plantea entre el autor y los lectores de un medio de comunicación como es la
prensa con el ánimo de entretener y convencerlos. Se le exige el registro
estándar o medio, en el cual hay una planificación y un sometimiento a las
reglas ortográficas, a la presentación, al espacio limitado y a una cierta
estructura para desarrollar un texto argumentativo. No hay que olvidar que
estos textos hacen un planteamiento dialogizante de las cuestiones. En estas
circunstancias está permitido, para atraer a los lectores, que el registro
culto conviva con cierto registro coloquial, de
los cuales encontramos los siguientes rasgos concretos:
-A nivel léxico encontramos coexistiendo el léxico culto en palabras
como peyorativo , demagógico, implícito
con palabras coloquiales como cantamañanas y tonto del culo. También el uso de palabras baúl: y eso
(5), eso viene implícito (15),
la cosa
no acaba ahí (16), afectado por la cosa
(19)
-A nivel sintáctico
encontramos una sintaxis compleja como la oración del primer párrafo que ocupa
4 líneas y media, propia del registro culto contrastando con las oraciones unimembres
y simples (su lenguaje, darle difusión,
pero la cosa no acaba ahí), propias del registro coloquial. El abuso de
nexos coordinantes simples (y, bueno, Y así, y lo dice) reflejo también de la
improvisación coloquial.
-A nivel morfológico
encontramos el uso del plural inclusivo (asumamos, utilizamos, etc.) y, en
cambio, el tratamiento de respeto a los lectores (calculen ustedes), que choca
con el tono familiar de tantas expresiones. Por contra el autor aparece bajo
forma coloquial: "uno puede".
-A nivel fonológico es
cierto que predomina la entonación enunciativa pero se encuentran dos oraciones
exhortativas (Asumamos, calculen ustedes)
-A nivel ortográfico y
textual este cumple con las exigencias formales de corrección, como tiene que
ser en un texto formal en los medios de comunicación, y de adecuación, coherencia
y cohesión.
Por último, lo que
más nos llama la atención de este texto es el recurso abundante a los
vulgarismos, de difícil explicación en un texto periodístico.
Tenemos que decir que Pérez Reverte manifiesta especial inclinación
por las palabras malsonantes como hijos de puta,
gilipollez y expresiones coloquiales como se le hace el ojete agua de regaliz que son de difícil aceptación
por los lectores. Hay que verlo como una pose, un estilo particular que busca escandalizar a los lectores antes
que ver vulgarismos propiamente dichos.
Modalización
Es la expresión de la
subjetividad del texto, la cual se manifiesta de la siguiente manera:
metáforas: cadena infernal (21), panoplia expresiva (13)
sustantivos valorativos: cantamañanas
adjetivos valorativos: demagógica bola (26), pobre Cercas (10), insensible,
despectivo, simple gilipollez, etc.
verbos valorativos: chantajea,
coacciona (14,11)
plural inclusivo: podamos
ser (82), utilizamos (29)
Referencia al yo con la fórmula "uno puede" (7)
focalización con comillas. "un desolador mensaje"
focalización con guiones : eso viene implícito , "ahí pasamos ya al tercer escalón".
perífrasis de posibilidad: podamos ser (2), podrán protestar (28)
marcadores de valoración personal: además (10)
Hipérbole: innumerables
cantamañanas (32)
El registro
El registro es una formula compleja que elige el hablante para
comunicarse con su interlocutor teniendo
en cuenta la situación, el contexto, lo que pretendemos, la relación social que
media entre los dos, a quién se lo decimos, etc. En este caso la comunicación
se plantea entre el autor y los lectores de un medio de comunicación como es la
prensa con el ánimo de entretener y convencerlos. Se le exige el registro estándar
o medio, en el cual hay una planificación y un sometimiento a las reglas
ortográficas, a la presentación, al espacio limitado y a una cierta estructura
para desarrollar un texto argumentativo. En estas circunstancias está permitido,
para atraer a los lectores, que el registro culto conviva con cierto registro
coloquial, del cual encontramos los siguientes rasgos concretos:
léxico valorativo coloquial: cantamañanas (22)
plural inclusivo: utilizamos
(25), podamos ser (2), pasamos al tercer escalón (22)
referencia al yo dialógico en forma de "uno puede" (7)
Cierre indefinido: lo que
sea (25)
Oraciones simples: Pero la
cosa no acaba ahí (16), Darle
difusión(18)
Expresiones coloquiales: Lo
ponían de vuelta y media (3)
Palabras baúl: y eso (5), eso
viene implícito (15), la cosa no acaba ahí (16), afectado por la cosa (19)
la cohesión semántica
La cohesión semántica es
consecuencia de la propia unidad con que ha sido concebido el texto. Al versar
sobre un tema y una tesis concreta, es lógico que se desarrollen una serie de
relaciones semánticas, que aquí se manifiestan:
Campos semánticos como:
·
profesionales mediáticos: columnistas
periodistas, escritores (l. 25).
·
expresiones malsonantes: hijos de
puta, tontos del culo, gilipollas, etc.
campos conceptuales como:
·
La prensa:, correo, lector,
suplemento, etc.
·
lingüístico: contexto, lenguaje,
expresión.
·
Sinonimia: privada, particular
Antonimia: privado, público
Repetición: cáncer (6 veces), dolor
(2)
Derivación: expresión, expresivo / gilipollas, gilipollez
Sinonimia correferencial: el comunicante, el lector
la deixis textual y situacional
La deixis es una forma de intensificar la unidad del texto mediante
referencias internas al propio texto (la textual) y referencias a la situación
comunicativa (situacional)
En lo que se refiere a la deixis textual podemos encontrar,
pronombres personales anafóricos: lo (l. 4) y lo (l. 12)por Javier Cercas
pronombres demostrativos: éste (l. 1) por el suplemento semanal, eso
( l. 5) por usar la palabra cáncer, eso (l. 8) por el dolor propio, etc.
posesivos: su lenguaje (l. 12)
adverbios de lugar: ahí pasamos al tercer
escalón (l. 22), pero la cosa no acaba ahí (l. 16)
En lo que se refiere a la deixis textual podemos encontrar,
Espacial: España,(l. 29) , aquí
(l. 1)
Temporal: hace poco, y los
tiempos en presente de indicativo.
Personal:
·
La 1ª
persona en el plural inclusivo: utilizamos
(l. 25), podamos ser (l. 2), pasamos al tercer escalón (l. 22) y bajo la forma de uno
puede comprender (l. 7)
·
La 2ª persona está en el plural sociativo ya mencionado y en la deixis social
de calculen ustedes (25)
·
La 3ª persona está en Javier Cerca, el lector, los periodistas, la gente,
etc.